Los últimos días de enero están siendo atípicos en Castellón. Solo hay que mirar las temperaturas máximas, con valores de hasta 26 grados en la capital, de 25 en Segorbe o de 24,7 en Benlloc. Una especie de primavera en pleno invierno que deja en la provincia imágenes más propias del mes de marzo, con los almendros en plena flor que ya aparecen en distintos puntos del territorio castellonense, como Cabanes, Santa Magdalena de Pulpis o Alcossebre.

El secretario general de la Unió de Llauradors, Ramón Mampel, afirma que este calor «ha provocado un adelanto de unos días en la floración de este año», aunque recuerda que en la provincia hay algunas variedades tempranas, como el caso de la marcona, que suelen ofrecer las primeras postales a los aficionados a la fotografía a finales de enero o principios de febrero. Hay un problema añadido que preocupa a la gente que trabaja en el campo y que, más allá de las estampas bucólicas, se podría resumir con el siguiente dicho popular valenciano: «Flor de gener, no omple el paner». El significado del refrán tiene que ver con el hecho de que en los años en los que la flor aparece antes de tiempo, crece el riesgo de ver cómo la cosecha mengua o desaparece. ¿Los motivos? Básicamente, el temor a que una entrada de aire polar acabe de golpe con el proceso de floración. Hace exactamente un año, la provincia de Castellón hacía balance de una de las nevadas más importantes de lo que va de siglo, y la preocupación ante la posibilidad de que pueda ocurrir algo similar en las próximas semanas se ha instalado entre los agricultores. En especial porque, tras unos años de euforia en los que los precios llegaron a alcanzar los 8,15 euros el kilo de grano, la cotización ha vuelto a bajar hasta niveles que apenas sirven al agricultor para lograr generar beneficios.

Falta de humedad

Al miedo al frío se suma el deseo de que las lluvias hagan, por fin, acto de aparición en la provincia, pues Mampel advierte de que las reservas de humedad de los árboles están bajo mínimos. En este sentido, los agricultores tienen dudas sobre cómo se desarrollará el fruto si las precipitaciones siguen sin llegar. «La sequía es muy fuerte y puede ocurrir que el almendro, si sufre, suelte el fruto», puntualiza el dirigente sindical, que incluso teme la muerte de árboles debido a esta circunstancia.

En suma, estos días primaverales tienen una doble vertiente, pues mientras instagramers y aficionados a la fotografía en general disfrutan con sus capturas, los agricultores miran con inquietud los partes meteorológicos.

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