Hace dos años dio el salto a la política. Venía del mundo de la solidaridad y del movimiento asociativo juvenil. Fue candidato en la lista del PSPV al Ayuntamiento de Castellón, salió elegido concejal y asumió áreas de gran capacidad de gestión: Bienestar Social, Dependencia y Juventud. Ahora da otro salto en el terreno de lo público y declara abiertamente su homosexualidad, justo el 28 de junio, Día del Orgullo Gay, como una forma de normalizar el derecho de elegir a quién se ama, al margen del sexo que figure en el DNI, por encima de las imposiciones, la falsa moralidad y la intolerancia de la ciudadanía menos dispuesta a reconocer las libertades de los demás.

-28 de junio, Día del Orgullo Gay. ¿Cómo vive este día? ¿Cómo se debería vivir?

--Es un día en el que hacemos bandera de la igualdad. Reclamamos los derechos que aún quedan por conquistar e insistimos en la necesidad de más tolerancia. Aún hay que seguir dando la batalla en la calle para acabar con la homofobia. Personalmente, me implico con el movimiento LGTBI, en su lucha permanente por la causa de las libertades sexuales. Y creo que la sociedad en su conjunto debe tomar posición. Muchos gais son represaliados en campos de concentración y sufren torturas, humillaciones y persecución. Nos puede parecer algo lejano, pero en Castellón se han dado casos de agresiones. No se puede estar quieto y en silencio, hay que responder desde el activismo.

--¿La sociedad está respondiendo?

--La sociedad tiene que ver normal lo que es normal. En todos los ámbitos de lo público. Los avances son lentos, más de lo que sería deseable, porque hay que convencer a la sociedad más conservadora y vencer los obstáculos que nos ponen en el camino. Pero es un esfuerzo que merece la pena. Si cada uno, desde su responsabilidad, lo va intentando, al final conseguiremos visibilizar que no hay una única realidad, sino muchas, y que cada uno puede elegir aquella en la que se sienta más cómodo.

--En los últimos 10 años se ha avanzado más que en 20 siglos, pero todavía no es suficiente…

--España ha avanzado mucho en el terreno de los derechos civiles en los últimos años, gracias a los logros del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El matrimonio entre personas del mismo sexo nos equiparó en derechos. Fue un punto de inflexión, un gran avance social, y no hay vuelta atrás. Porque la igualdad solo será real cuando una persona tenga las mismas oportunidades que cualquier otra. Somos ciudadanos en igualdad de derechos y obligaciones.

--Dar el paso de declararse gay es un acto de valentía. Desde su experiencia, ¿cómo hay que gestionarlo o cómo se puede afrontar?

--No es fácil manifestarse abiertamente gay. Depende mucho del lugar en el que uno vive, de su familia, de sus amigos y amigas, del entorno laboral… En ese sentido, he de reconocer que he tenido la complicidad y el aliento de quienes están a mi alrededor. Tanto en el espacio más íntimo como en el del trabajo y en el Partido Socialista. He encontrado mucho respeto y comprensión.

--Es el primer político de Castellón que hace pública su orientación sexual.

--No lo sé. En todo caso, no es ningún mérito personal. Estoy seguro que muchas otras personas que han estado en mi situación lo habrán querido hacer en el pasado, pero la intolerancia social de la época no lo permitió. Si yo ahora decido hacerlo público es por el compromiso de ayudar a normalizar el derecho de amar a quien se quiera. El colectivo LGTBI ha peleado muy duro durante muchos años para conquistar espacios de libertad, pero es necesario seguir dando la batalla.

--¿Cree que es una obligación ejercer el activismo gay desde la política?

--Desde la política, desde la universidad, desde las oenegé, desde los comercios, desde las fábricas, desde los clubs deportivos… Nadie está excluido de esa responsabilidad. Es cierto que quienes estamos en un primer plano tenemos un plus de exigencia y seguramente podemos ser una especie de ejemplo para muchas personas. Dar un paso al frente no es ningún mérito, aunque a alguien se lo parezca, pero es cierto que puede tener un efecto positivo. Con eso me quedo.

--¿Qué piensa de quienes viven su sexualidad en silencio?

--Comparto lo que ha dicho Miquel Iceta, eso de que «los armarios hay que quemarlos para que nadie pueda volver a ellos y sobre todo para que nadie se vea obligado a estar en ellos». Nadie debe verse forzado a manifestar su orientación sexual, al igual que sucede con la ideología o cualquier otra preferencia personal. Lo que hay que hacer es luchar, seguir luchando, por conseguir que cualquier hombre o mujer pueda decidir en libertad que ama a otro hombre o a otra mujer y nadie tiene por qué entrometerse en esa decisión, ni juzgarla desde dogmas morales o religiosos.