El próximo viernes día 23 se cumplirán cien años del nacimiento de la compositora Matilde Salvador, la única mujer que tuvo, al margen de otros muchos reconocimientos, la medalla de oro de las tres universidades valencianas, que estrenó una ópera en catalán en el Teatro del Liceo y que fue galardonada con el título de hija predilecta de su pueblo natal.

Artista en la más amplia dimensión de la palabra, compuso muchas obras, algunas especialmente emblemáticas para su pueblo, como sus lieds, obras sacras para Lledó, El betlem de la Pigà y La filla del Rei Barbut, pero creo que ninguna tan palpitante en la idiosincrasia pairal como la Marxa de la ciutat.

El Ayuntamiento de Castellón, en el certamen literario de las fiestas de la Magdalena, convocó el año 1945 un premio de música para escribir una marcha de la ciudad. Matilde conoció de boca de su amigo el poeta Bernat Artola la convocatoria del concurso, dos días antes de cerrar el plazo de admisión de originales.Ni corta ni perezosa, se puso manos a la obra utilizando unos compases de La filla del rei Barbut, en el segundo tema de la composición. Fue instrumentada para trompetas trombones y timbales por Vicent Asèncio y presenta la disposición clásica ABA, con un tema de entrada majestuoso (A) al que sigue el basado en la ópera, estrenada el año anterior (B). La obra se cierra con los mismos seis compases del inicio (A). La armonización en cuartas sextas y quintas, le concede una peculiar sonoridad modal, tan original como solemne y vibrante, pese a su breve duración de un minuto.

*Cronista de Castellón