Esta semana hemos leído de nuevo en la prensa libre y escrita que Carmen Montón, consellera de Sanitat Universal, la ha liado parda en el Hospital Provincial. Pardísima diría yo. ¡Qué bien hizo la alcaldesa de Castellón dejando su puesto en el consejo de Gobierno de la institución! Ese consejo está envenenado. Montón y su gente lo han pervertido. Alguien ha tomado la determinación de convertir el que otrora fue centro de referencia en oncología, psiquiatría y oftalmología en quién sabe qué subproducto de la medicina posmoderna.

La Sindicatura de Cuentas de la Comunitat acaba de enviar a la fiscalía del Tribunal de Cuentas un informe desfavorable sobre la gestión de la dirección de todo el año 2016. Es decir, que ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio, contigo porque me matas y sin ti porque me muero. El Provincial ha pasado de los años convulsos de Rambla y Blasco, entre otros, a los años recontraconvulsos de Montón. Me causa una gran pena y un profundo dolor, como castellonense, ver lo que está pasando con el Hospital Provincial. Manos negras, negrísimas, lo están emponzoñando y convirtiendo en algo que nunca debe ser: un centro que diste mucho de la excelencia que alcanzó hace un tiempo y del que los mejores profesionales se están marchando hastiados.

*Escritor