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Recién llegados de Londres. Y todavía con el subidón de ser conscientes de haber hecho algo grande, singular y, fundamentalmente, solidario. Como si aplicarán a rajatabla el axioma de Mahatma Gandhi Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo. Bien es cierto que querían hacer algo diferente, «que combinase el deporte, la aventura, la solidaridad y la amistad», después de haber superado algunos retos como bajar el Ebro en kayak. Y pusieron en práctica una idea que les surgió a finales del año pasado «tomando un carajillo».

Así hablan a borbotones Ricardo Richart (más tímido) y Andrés Carrasco (locuaz donde los haya) para explicar su periplo París-Londres sobre dos ruedas por la Avenue Verte-Green Way, una ruta poco señalizada y prácticamente desconocida, para acabar donando sus bicicletas a la oenegé Acnur en Londres, donde se desarrolla, «también en otras ciudades europeas como Amsterdam», el Bike Project. Una iniciativa que permite a «los inmigrantes de esa ciudad disponer de un vehículo para poder realizar gestiones: ir a recoger el visado, por ejemplo...», cuentan Richart y Carrasco, y que era «el fin último y consustancial del viaje, hacer algo por los demás». Un viaje en 5 etapas: París-Chaussy, Chaussy-Forges les Eaux; Forges les Eaux-Dieppe, Dieppe-Brighton y Brighton-Londres. Salieron el pasado día 28 a París y regresaron de la capital británica el domingo. Unas bicicletas que adquirieron en la ville lumière.

Un camino duro

«Ha sido un camino duro, difícil, con bicicletas de paseo y con pesadas alforjas por rutas y senderos y también carreteras infernales», relatan. Pero, sobre todo, destacan las excelencias del «trato recibido». «La gente nos ha ayudado mucho», resaltan ambos. Confiesan que tuvieron «momentos de duda» e incluso «querer abandonar». Y, «emocionante», la llegada a la sede de Acnur en Londres. «Tras darnos las gracias solo hacían que preguntarse cómo se nos había ocurrido esta idea», explican.

Y, sobre todo, como reitera Carrasco, animan «a la gente a que pruebe a realizar este camino». «A que haga algo por los demás», sentencia entre los sentimientos acumulados de caridad cristiana, filantropía y justicia social. Sí, otro mundo es posible. Que se lo digan a Ricardo y Andrés, ejemplo de generosidad y valentía. Con corazón.