Hace cinco días, Francisco, a causa del alzhéimer que padece, salió de casa para dar una vuelta y, desorientado, se perdió en el paraje del Molí del Arròs o Farinera de Burriana, próximo al enclave de La Bota, durante la tarde del jueves y hasta la mañana siguiente, cuando le encontraron. La policía le halló gracias a Estrella, una perra mestiza que le acompañó toda la noche y quien a base de la perseverancia de sus ladridos pudo alertar a los agentes de que su nuevo amigo se encontraba en peligro y necesitaba ayuda. Desde entonces, es una integrante más de la familia.

Tras el rescate, Estrella no dudó en seguirle. No se separaba de él. Tanto fue así, que pasando desapercibida, intentó hasta subirse a la ambulancia con él. Sin embargo, sus caminos se separaron, pues a Francisco le trasladaron al hospital, desorientado y con un alto nivel de hipotermia, y a la perrita la llevaron al veterinario, porque también necesitaba recuperarse, llena de pulgas, sarna, desnutrida y con mucha falta de cariño. Con apenas tres o cuatro meses se piensa que la mestiza aún no había tenido la oportunidad de sentir el contacto humano. Y aunque parezca mentira, parece que se lo estaba guardando para Francisco. Cuando ha llegado a su nueva casa le han recibido como una reina con un bol lleno de comida y agua, pero ella solo tenía ojos para su nuevo amigo. Tal vez, dicen, estos cinco días sin él se le habían hecho eternos.

A Francisco, que lleva más de un año sin reconocer a sus familiares, se le han saltado las lágrimas al ver al can y reconoce, a pesar de su alzhéimer, haberse acordado vagamente de ella. Su hija María explica a Mediterráneo emocionada que ayer le llamó por su nombre: «Tan pequeño que lo veía durante todo este tiempo de la enfermedad, lo vi más grande que nunca».

María no puede estar más agradecida de todo el apoyo que ha recibido por parte del pueblo, tanto en la desaparición, como después de esta. «Vi más de 1.000 bicicletas en busca de mi padre y había vecinos que estuvieron más de nueve horas dando vueltas con sus coches. Ahora todos quieren venir a ver a los protagonistas», asegura.

A pesar de que la joven quiso llamar a la perra Mili, de Milagros, fue su madre quien se decantó por Estrella, porque consideran que tienen una nueva guía en su vida. Ahora piensa que eso es lo de menos y recalca todo el cariño que está recibiendo su padre. «No le para de besar, solo quiere estar con él, le veo entusiasmado y mi madre está encantada», cuenta con ilusión.

Todo queda en un susto. Hace unos días los familiares no esperaban nada de esto cuando Francisco fue a pasar unos días a Burriana. Pero ahora, vuelve con más fuerza que nunca y con nueva compañía a su hogar, en Peñíscola.

Que el perro es el mejor amigo del hombre se reafirma con esta historia, aunque ahora es más que eso, forma parte de una familia de la que podrá disfrutar de su compañía, además de tener otros dos amigos, un perro y un gato que le han recibido con los brazos abiertos. La familia crece.

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