La Magdalena 2018 toca a su fin. La alcaldesa de Castellón, Amparo Marco, y la concejala de Fiestas, Sara Usó, han realizado un gran esfuerzo por acudir a todos los actos y, además, hacerlo bien. En mi opinión han eclipsado al resto de concejales. Poco a poco le han ido tomando el pulso a una ciudad que vibra como ninguna otra durante sus fiestas fundacionales, y se han sabido ganar el cariño de los ciudadanos. No ha habido acto festero en el que no hayan participado. Dando el callo. Cumpliendo perfectamente con su labor de representación institucional.

Vicent Sales también ha sabido hacerse ver y querer, pero más como diputado provincial de Cultura que como concejal municipal. Ha jugado bien sus cartas, eligiendo sus apariciones, y le ha salido bien. De forma parecida han actuado Pérez Macián y Rafa Simó. A partir de aquí, un abismo los separa del resto de concejales. Los demás han estado ausentes. Algunos han salido en los desfiles, es cierto, pero su interacción con el pueblo llano ha sido nula. «¿Para qué vienen si luego no saludan a nadie?», escuché decir a un conocido castellonero en el concurso de paellas.

Benjamín Martí y Cristina Fernández, concejales de Ciudadanos por Benicarló y Benicàssim, respectivamente, así como los alcaldes de Benicàssim, Susana Marqués, y Peñíscola, Andrés Martínez, también se han integrado bien en la fiesta.

*Escritor