Si este verano arde el Desierto de las palmas, o el Maestrazgo, o la Serra d’Espadà o cualquier otro paraje de nuestra provincia ya sabemos a quién reclamar. Si arde el entorno de Montanejos, o de Culla, o de Zorita ya sabemos hacia dónde dirigir nuestras reclamaciones.

Si este verano arde el interior de Castellón será por culpa de quienes, desde Valencia y Madrid, pasan por completo de salvaguardar nuestros bosques. Nuestros ricos parajes. Quienes, vestidos con los elegantes ropajes del poder del cap i casal, no pierden un minuto de su tiempo en preocuparse por los castellonenses. Este periódico lleva semanas advirtiendo del peligro. Nuestros bosques no están bien cuidados. La sequía se ha cebado con ellos y las administraciones con autoridad y presupuesto para trabajar hoy y evitar problemas mañana no están haciendo nada. O casi nada. Salvo escurrir el bulto, claro.

La consellera de Medio Ambiente, la señora Cebrián, ha venido a nuestra provincia a decirnos que estemos tranquilos. Que no hemos de preocuparnos. Que aquí todo está bien. Y lo que no lo está, lo estará. O no, añado yo. Muchos municipios del interior han manifestado ya su preocupación. Y tienen razones para ello. Hay que saber prevenir para no tener que curar. Y desde Valencia o Madrid nadie parece estar prevenido. Lo que nos preocupa, y mucho, a quienes amamos la flora y fauna de esta tierra.

*Escritor