Por lo que veo, siempre hay alguien que lee esta columna, porque a raíz de lo escrito la semana pasada sobre tomar las de Villadiego, un amigo me inquirió sobre otra frase que escribí en el artículo y que no era otra sino la de poner pies en polvorosa. De hecho, ambas son sinónimas y a ellas podríamos añadir las de escapar; afufar; jalar; marcharse; esquivar; eludir; largarse; escabullirse; evaporarse; esfumarse; apearse; fugarse; evadirse; desembarcarse; eclipsarse; emigrar, escurrir el bulto, huir; correr; salirse por la tangente; ahuecar el ala; pirárselas, tomar soleta; irse por pies; dar esquinazo….

El origen de la expresión podría estar en la batalla que el rey astur-leonés Alfonso III el Magno libró contra los musulmanes el año 878, en los campos de Polvorosa (o Polvoraria), área ubicada en la actual provincia de Palencia.

Leyendas de la época refieren que el arrojo de los cristianos logró una rotunda victoria y puso en fuga a las huestes musulmanas que mostraron las suelas de sus babuchas a los vencedores abandonando a la desbandada aquella zona.

No obstante, tal vez me convenza más otra teoría, fundada esta en el lenguaje de la germanía (o jerga de los facinerosos para chamullar entre ellos) en la que polvorosa significa calle, es decir, una vía de escapatoria que evidentemente no se tomaría en andadura de paseo, cuando uno es perseguido.

*Cronista oficial de Castellón