Un preso de la cárcel de Albocàsser, condenado por tráfico de drogas y robo, llega a un aula de la provincia. Le espera una clase de Secundaria, dispuesta a escuchar cómo empezó a consumir drogas, a engancharse, a dejar de ir al instituto, a delinquir para pagar sus adicciones y a echar por tierra su vida y la de sus familiares. El silencio se hace cuando empieza a hablar y la dureza de su relato hace que broten las primeras lágrimas.

Es terapia de choque en clase y consiste en escuchar, de primera mano, el relato de un extoxicómano arrepentido. Se trata de una actividad promovida por el programa de prevención de consumo de alcohol y drogas en adolescentes, que lleva a cabo la Unidad Terapéutica Educativa (UTE) del Centro Penitenciario Castellón II. Una iniciativa que comenzó en el 2011 en Vall d’Alba y que ahora realiza 10 charlas anuales en distintos centros educativos de Castellón. El éxito de los encuentros es tal que sus organizadores no solo tienen cubiertos todos los coloquios de este 2016/17, sino también los del próximo.

«La mayoría de los chavales acaba llorando de emoción y los internos también tras la charla. Son relatos duros, en los que reviven cómo se metieron en las drogas con apenas 12 ó 13 años. Son personas que a los 14 ya estaban en un reformatorio y que, con 18, ingresaron en prisión», explica David Díaz, el director de la escuela de adultos de la cárcel de Albocàsser.

Los internos que participan en estas charlas (hay entre tres y seis en cada coloquio) deben pertenecer al módulo de la UTE, estar rehabilitados de su drogadicción o en proceso (y ser aptos para mantener las entrevistas con los adolescentes. Es gente joven, de 30 a 40 años, que ha pasado media vida en centros de menores y penitenciarios. «Los trabajadores sociales y psicólogos los preparan para los encuentros. Para los internos no es fácil asumir públicamente los errores cometidos y es una experiencia emocional fuerte», relata Díaz.

Estudiantes de ocho municipios

Un total de 370 alumnos de los institutos de Alcalà de Xivert, Vinaròs y Sant Mateu, así como del colegio Virgen del Carmen de Vila-real ya han participado este curso en la efectiva actividad. Este mes lo harán también los del IES Cabanes y, próximamente, los presos acudirán a centros educativos de Nules, Vall d’Alba y Orpesa.

El educador de la UTE Fernando Hernández asevera que estos reclusos «llevan, como mínimo, dos o tres años sin tomar drogas», e incide en que tienen «buena conducta y ganas de trabajar en la prevención». Se trata de presos que se encuentran en la fase final del cumplimiento de su condena y que gozan de permisos, autorizados por el juez de vigilancia penitenciaria. Compartiendo su experiencia esperan poder ayudar a que otros jóvenes no caigan en lo mismo. La frase más repetida en sus charlas: «Que no te pase a ti».

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