Le cayó al rapero, patada y trullo. Al otro, al cuñado de los chanchullos, palmada y al real capullo. Un buen pollo para uno. Todo un chollo para otro. Aúllo, dice uno. Me escabullo, dice el otro.

Al rapero le pusieron la mordaza. Al otro, lo soltaron a la plaza. A las palabras con rima dieron con la maza. Al robo de nuestro dinero, a la mentira y a la vergüenza, una pena con melaza. Qué peligro es ser bocazas. Qué barato sale meter en las arcas las manazas. Uno hará versos desde la cárcel y se comerá las uvas entre rejas, mientras el otro se irá a jugar al pádel y brindará con su pareja. Qué buenas las almejas, para otros las lentejas. Qué fiestón haremos por Nochevieja. No siempre se despide un año sin moraleja. Dosis doble de anestesia para todos. O mejor un poco de amnesia. Para no sufrir hiperestesia en este reino de carencias.

Y estamos indignados. Pero, mira, ahora han colgado un vídeo de perros embarrados, otro de coches despeñados y este juego me tiene enganchado y, ya se sabe, estamos desencantados. Y también asfixiados. Y resignados… Valtonyc se llama el rapero y pronto le pondrán las esposas. El cuñado, pillado, callado y liberado, se agarra de la mano de su esposa. No me sueltes, que me lío con la prosa. No me sueltes, que canto y os lío con mi prosa. Y nosotros, seguimos con la calma golosa, tragando sopa de sapos pringosa. Al fin, a otra cosa, mariposa.

*Periodista