La de Ariadna Edo (Castellón, 10 de julio de 1998) es una de esas historias de superación en la que las adversidades no han impedido que haya logrado sus objetivos. A los 8 años le diagnosticaron le enfermedad de Stargardt, una dolencia ocular genética que le afecta la retina y que solo le permite disfrutar de un 10% de visión. Pero lejos de rendirse, fue a entrenarse cada día a la piscina con más ganas y fruto de ello no ha parado de conseguir éxitos. Por todos ellos, recibirá el próximo sábado la Medalla al Mérito Deportivo 2018 de la Diputación.

—¿Qué supone recibir esta distinción?

—Es una gran satisfacción y me hace mucha ilusión, más que la de bronce de la Real Orden de Mérito Deportivo del CSD y la Medalla al Mérito Deportivo de la Comunitat Valenciana que recibí en el 2016. Estas también me dieron una gran alegría, pero está la considero más importante porque Castellón es mi tierra y es un orgullo llevar esta ciudad a todas las competiciones que acudo.

—¿Se lo esperaba?

—Para nada, porque solo tengo 19 años y en la provincia hay otros deportistas de primer nivel. Además, viendo quienes la habían recibido hasta ahora (Roberto Bautista, Pablo Torrijos y Bruno Soriano) ni se me pasaba por la cabeza, porque son tres referentes en sus deportes a nivel mundial.

—¿Cómo se enteró de que iba a ser la galardonada este año?

—Hace unas semanas me llamaron Luis Martínez y Javier Moliner para anunciármelo y enseguida se lo comenté a mi entrenador, José Luis Vaquero, ya que el 3 de marzo debía entrenar en Madrid —donde reside todo el año—. Entendió enseguida que no era un acto cualquiera y muy especial para mí, de lo que le estoy muy agradecida.

—Ahora no deja de lograr éxitos, pero su esfuerzo le habrá costado. ¿Cómo fueron sus inicios?

—A los 3 años mis padres me apuntaron a natación para que hiciera algo de deporte y hasta los 10 —ya se le había detectado la enfermedad— iba a la piscina, pero tan solo como un hobby. A partir de ahí y tras empezar con el CN Castalia Castellón ya me lo cogí más en serio.

—Recuerda cuándo comenzó a competir como deportista adaptada.

—Fue en el 2013, cuando ya estaba vinculada a la ONCE y me llamaron para unas jornadas, en las que me dijeron que podía competir con gente con discapacidad visual. Luego vino una competición en Berlín y en el 2015 el bronce en el Mundial de Glasgow.

—Y a partir de ahora...

—Este año está el Europeo en Dublín durante el mes de agosto, donde me gustaría subir algún peldaño en el podio.

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