Creo que la mayoría de la gente y yo, desde luego, quiere para sí y los suyos, felicidad. Lo que supone, en lo posible, paz y tranquilidad, una vida cómoda y agradable, con trabajo a poder ser estable y de calidad, familia, educación, casa, coche, sanidad, vacaciones, etc. Con democracia, libertad y seguridad jurídica y personal en un estado de derecho y del bienestar. Ello se ha logrado en gran medida en la España europea de las últimas décadas. La Constitución Española del 78, fruto de un consenso histórico y una transición pacífica y modélica, nos proporciona las bases para ello.

La crisis nos ha dado un duro golpe a todos y no sé gestionó bien desde el principio. Afortunadamente, parece que vamos saliendo poco a poco. Lo peor es que sirve de excusa junto con los desgraciados sucesos catalanes para que un montón de inconscientes y algunos delincuentes quieran tirar todo por la borda. Para ellos, cuanto peor, mejor. Se quieren cargar el sistema. Radicales, anarquistas, nacionalistas, liberticidas, independentistas, demagogos y comunistas millonarios se alían en una amalgama antinatural que pretende crear el caos. Incendiar la calle, hostigar las fuerzas del orden, eliminar a los contrarios y a todos los que no piensan como ellos son sus pretensiones. Antisistemas que quieren ser de izquierdas y, en realidad, se aproximan a los partidos fascistas que a todos repugnan como deberían repugnar los viejunos comunistas. Frente a ellos, la inmensa mayoría está reaccionando y no permitirá que nos arrebaten lo que tan legítimamente hemos logrado conseguir.

*Notario