La popular frase hecha «las campanas al vuelo» no pudo resultar más literal ayer en Nules. Eran las 12.30 horas y sonaba el habitual repique diario al que la parroquia tiene acostumbrados a los vecinos desde que la reforma del campanario incluyó la instalación de un sistema eléctrico que permite el toque mecánico.

Como suele suceder en este tipo de situaciones, nadie esperaba un desenlace semejante: el badajo de uno de estos particulares instrumentos musicales salió despedido e impactó sobre el asfalto en la calle Sant Francesc, ante la incredulidad de los viandantes que transitaban por la zona a esa hora.

Tras el estupor inicial se produjeron las reacciones. La Policía Local retiró el badajo, puso en conocimiento de las autoridades el incidente y aconsejó acordonar de inmediato los alrededores del campanario, a modo preventivo, aunque nada hiciera sospechar que el singular suceso pudiera reproducirse.

Sobre todo, porque entre las primeras decisiones que tomó el alcalde de la localidad, David García, estuvo ponerse en contacto con el párroco para indicarle que «hasta que se revisen las campanas y se certifique su buen estado, no deben volver a sonar».

Mosen Esteban Badenes así lo hizo, pero además requirió la asistencia de los técnicos especialistas en este tipo de elementos y concertó una cita que tendrá lugar a lo largo de esta mañana.

Porque llama especialmente la atención que el campanario en su conjunto fue objeto de una reforma integral durante el 2015. No solo consistió en solucionar los problemas de estabilidad y grietas detectados en la estructura, que obligaron ocho años antes a cerrar la torre e impedir el uso de las campanas, sino que además supuso la fundición de una que «estaba rajada», la sustitución de los yugos por otros de madera, renovaron la instalación eléctrica y reforzaron «los badajos con doble de seguridad», puntualiza Badenes.

Los especialistas deberán discernir qué ha sucedido para que, tras esta mejora, un trozo de metal de unos 20 kilos de peso se haya desprendido de repente, cayendo a la calle. Algunos vecinos especulan con la posibilidad de que los constantes repiques estén detrás de que las campanas de Nules vuelvan a enmudecer después de tanto cantar.

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