La pasada semana tuve la oportunidad de visitar las prospecciones arqueológicas, de acondicionamiento y restauración del Castell Vell que se están llevando a cabo en la actualidad. La labor es importante y permitirá recuperar gran parte de la identidad de uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad de Castellón.

Tan emblemático que en este paraje se puede presuponer que está la verdadera cuna del hábitat histórico de la ciudad, puesto que en pasadas excavaciones en lo más alto de la actual alcazaba aparecieron restos de piezas ibéricas, lo que nos lleva a datar su antigüedad de hábitat en el siglo V a.C.

Fue especialmente significativo constatar que se está recuperando (y muy bien por cierto) la muralla de cerramiento Este del Albacar, recinto que comprendía el patio de la fortaleza islámica en torno al cual estaban las principales zonas de habitación y actividad laboral y militar.

El recuperar este muro permite perimetrar muy bien el área central del castillo. Del mismo modo también tiene significativo interés el poder constatar el hábitat que había en la primitiva villa, ubicada en las zonas sur y oeste de la muralla exterior, que presupone una población en torno a las 500 ánimas.

Además de las murallas tratadas con el mismo sistema de calicostrado originario, se están recuperando aljibes, habitáculos y otras dependencias que nos muestran la caracteriología de este castillo islámico que fue una referencia importante en la vigilancia de toda el área de la Plana en los siglos de la dominación islámica.

*Cronista oficial de Castellón