María Fe Ferrer y Ángel Salvador han ayudado en México en los trabajos posteriores al seísmo que ha asolado el país. El periplo de estos dos morellanos durante el terremoto se explica por una estrecha relación, son madre e hijo. Ángel, como ya informó Mediterráneo, es un joven abogado que trabaja en el país azteca como consultor en Derecho Internacional y Derechos Humanos. Por su parte, María Fe, que es médico en España, estaba allí de vacaciones visitando a su hijo, cuando ocurrió el devastador seismo .

«El terremoto nos sorprendió fuera de la ciudad viajando», relata Salvador. A partir de este momento el viaje, de visita y turismo cambió radicalmente. «Llegamos a la ciudad y nos pusimos a trabajar, hicimos lo que pudimos, sólo nos quedaba ayudar», apunta Ferrer.

Cada uno se dedicó a unas labores concretas dentro del operativo de rescate, ayuda y desescombro. «Nora, mi pareja, estuvo 25 horas seguidas coordinando uno de los operativos». «Mi madre, montó una zona avanzada de urgencias, y yo también trabajé en la coordinación de operativos de rescate” cuenta Salvador.

Tras el seísmo, voluntarios, policía, bomberos… trabajaron juntos en la búsqueda de personas y en el desescombro de los edificios derruidos. Con el paso de los días la esperanza de encontrar supervivientes se desvanece, pero los trabajos siguen sin descanso. «Ahora centramos la ayuda en los puntos de abastecimiento, recogida de productos, sobre todo medicamentos». «La mayoría de heridos a los que hemos atendido son por deshidrataciones, heridas que se producen durante los rescates o por derrumbes», apunta Ferrer.

Los morellanos destacan la gran solidaridad que les ha unido al pueblo mexicano en momentos tan trágicos. «Hay momentos muy duros». «Cuando los rescatistas levantaban el puño, quería decir silencio, esperábamos a escuchar algún grito o sollozo de entre los escombros, y durante minutos todos permanecíamos en silencio, era sobrecogedor, se vivían momentos de mucha tensión», detalla Salvador.

Experiencia reconfortante

La experiencia durante estos días quedará siempre para los dos morellanos. «Es reconfortante ver la gratitud de la gente». «Sentir como tu humilde ayuda, sirve de algo entre tanta desolación; ha sido muy duro, pero me quedo con estas sensaciones, esos sentimientos que se me despiertan al recordar estos días», añade Salvador.

Por su parte, María Fe, que ha regresado ya a España, dejaba su agradecimiento en redes sociales, «muy conmovida de poder ayudar en las labores de rescate». «Muchas gracias a todas las personas que se acercan a los puntos trágicos a apoyar, especialmente a quienes me han ayudado a montar el punto de atención de urgencias», detallaba en las páginas de internet.

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