Hace más de veinte años que la clase política valenciana nos está prometiendo el oro y el moro. Hace más de veinte años que los castellonenses escuchamos a los consejeros de turno afirmar que se va a construir un carril bus entre Burriana, Almassora, Castellón y Benicàssim. Tanto los políticos del PP como los del PSOE nos han enseñado planos, planitos, planetes, infografías, fotomontajes y demás cuentos chinos al respecto. De hecho, no hay semestre en el que no sea portada de los medios un dibujito más o menos gracioso sobre lo bonito que quedará ese carril bus entre todas las ciudades de La Plana.

María José Salvador, la última en sumarse a esta corriente, anunció hace unos días que no solo va a ordenar construir un carril bus. Sino que además incorporará carril bici, carriles de automóviles, zona arbolada y no sé cuántas cosas más. En fin, otro sueño. Otro anhelo. Otra promesa que, a buen seguro, jamás será cumplida.

Así nos alimenta el alma la clase política valenciana. Con sueños de grandeza. Nos prometen grandes proyectos constructivos que luego jamás ven la luz. O que, en el mejor de los casos, como con la ronda de circunvalación de Castellón y la conexión con Benicàssim, tardan treinta años en ver la luz.

Y no olvidemos, queridos lectores, que la famosa ronda de Castellón aún no está acabada.

*Escritor