Una tortuga boba testeó la noche del sábado una playa de Benicàssim con el objetivo de anidar en ella. El animal, con nombre científico caretta caretta, salió de su hábitat, el agua marítima, como hacen en contadas ocasiones, para poner huevos. Una pareja que la vio en Els Terrers, cerca de la Escuela de Vela, llamó al 112 y activó el protocolo, en torno a las 22.00 horas.

Hasta allí se trasladaron dos técnicos de la Universidad de Valencia, uno de Conselleria y dos veterinarios de la Fundación del Oceanogràfic, que forman la red de varamientos de la Comunitat. Según informó desde este último ente José Luis Crespo, con una ecografía detectaron que tenía huevos en el interior, «así como folículos que indican que habrá nuevas oleadas de huevos», y agradeció la ayuda de la Policía Local y la colaboración ciudadana. La tortuga se encontraba en perfecto estado de salud, aunque tenía una vieja herida en el caparazón.

Los expertos aprovecharon para ponerle el satélite para tenerla localizada y ver dónde pone los nidos, que suelen ser dos o tres por temporada. Después, la soltaron al mar y lo más probable es que estos días vuelva a salir para ponerlos en la arena, ya que en esta ocasión no encontró las condiciones óptimas para hacerlo. Este equipo de especialistas se trasladan rápidamente con un doble objetivo, el de tratar de proteger el nido; y el de marcarlas vía satélite con los emisores para hacer un seguimiento exhaustivo.

Que estas tortugas escojan las playas de la Comunitat e, incluso, de España, para anidar es algo muy excepcional, pues suelen elegir otras costas para criar como las de Grecia, Turquía o Chipre. Aún así el verano pasado aparecieron dos tortugas pequeñas en Peñíscola, con lo que se deduce que nacieron cerca.

Según Crespo, que estén documentados, se han registrado cuatro nidos en la Comunitat: uno en el 2006 en Puçol, otro en el 2014 en Alicante, en el 2015 en Torrevieja y en el 2016 en Sueca. Suelen poner más de 100 huevos, de los cuales nacen entre el 70 y el 80%, tardando unos dos meses en salir del huevo. De estas, solo sobrevive una de cada 1.000, que llega a la fase adulta. Los expertos suelen llevarse el nido, dejarlo en una playa protegida en la Albufera y poner un pequeño porcentaje en incubadoras. Después, además, se quedan algunas crías durante un año para liberarlas cuando ya tienen al menos un kilo de peso y son más fuertes ante los depredadores del mar.

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