La polémica suscitada a raíz de la decisión del equipo de gobierno de Benicarló de restaurar el escudo de la ciudad parece no tener fin. El último capítulo se vivió hace unos días, en el pleno ordinario del mes de septiembre, cuando se aprobó el inicio del procedimiento de rehabilitación del escudo municipal. Tras un intenso y largo debate, la propuesta salió adelante con los votos favorables del PSPV y Compromís-ERPV. Los grupos municipales del PP y Ciudadanos votaron en contra de la medida.

Pero vayamos al origen del meollo. Para ello hay que remontarse a principios del mes de agosto. En esos días, el concejal de Cultura, Josep Barberà, lanza la iniciativa de cambio para el escudo de Benicarló y abre un proceso participativo en forma de encuesta que se plantea a los ciudadanos para que puedan votar si están de acuerdo con los cambios, si no lo están, o si la cuestión les resulta indiferente... La encuesta se realiza a través de la Viquibló, una recopilación de información libre sobre Benicarló en formato wiki y abierto a todo el mundo.

La rehabilitación del escudo de Benicarló se basa en un informe que el consistorio solicitó en julio del 2015 al Consejo Técnico de Heráldica y Vexilología de la Generalitat. El mismo, tras un estudio exhaustivo del escudo, dictaminó que la tipología actual que presenta no se corresponde a su forma histórica, «el actual escudo es consecuencia de una interpretación errónea de un sello municipal», explicó Barberà, y añadió que, «a pesar de ser una cuestión simbólica y que no es preceptiva la consulta a la ciudadanía, los cambios se someterán a la opinión de los vecinos porque afectan a un elemento identitario que representa el sentimiento del pueblo».

ESCUDO DE 1724 // La imagen histórica del escudo sobre la que los ciudadanos votaron presenta importantes diferencias respecto de la actual, que se utiliza oficialmente desde 1971. Los cambios afectan a los colores de fondo, plata y oro en la forma histórica, y a la corona que lo remata, que adopta la tipología propia del Reino de Valencia. El cardo y la Cruz de Montesa se ajustan también a las formas históricas, más estilizadas que las actuales. El nuevo diseño reproduce fielmente el del 1724, que según el informe del Consejo Técnico de Heráldica y Vexilología «es elegante y tiene una gran fuerza visual». Con el inicio de las votaciones, empiezan a alzarse las primeras voces en contra.

polémica abierta // Primero, en la calle y, por extensión lógica, en las redes sociales. Un buen número de ciudadanos, haciendo cierto aquello de «para gustos los colores» critican el diseño; pero es la necesidad del cambio fue el asunto más cuestionado y puesto en tela de juicio. Son mayoría los que denuncian que «existen problemas más importantes y urgentes por resolver».

Rizando el rizo, el proceso participativo tampoco resultó tan transparente y limpio como se esperaba. De hecho, el mismo edil de Cultura denunció el «uso vandálico» que se hizo de la herramienta de consulta popular sobre la rehabilitación del símbolo.

Barberà señaló que algunos votantes hicieron «un uso intolerable del recurso para alterar el resultado». La consulta popular recibió un total de 1.760 votos, de los cuales 880 fueron a favor, 860 en contra y 20 se mostraron indiferentes. Actualmente, la propuesta está siendo sometida a exposición pública, para que todas las personas interesadas puedan hacer las sugerencias y alegaciones que consideren al nuevo símbolo. H

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