Los vecinos de Vila-real cumplieron anoche con uno de los actos emblemáticos de las fiestas: la Nit de la Xulla. Las calles de la ciudad, sobre todo las del centro aunque en las de la periferia también había movimiento, se llenaron de grupos de vila-realenses que cocinaron a las brasas embutidos y chuletas, aunque también otras partes, como la careta de cerdo que asó Vaig i Vinc.
Aunque los miembros de la peña El Tifó fueron más allá y, ni cortos ni perezosos, se atrevieron con un cordero entero que el cocinero Javi López se encargó de guisar. La reina de los festejos, Lorena Traver, y su corte de honor pudieron probar el manjar. Y es que los chefs, como Christian y Juanjo (de la Xerinola) o Antoni, José María o Quique (de Els impuntuals), fueron también los grandes protagonistas, vigilando en todo momento que la carne se asase hasta el punto exacto.
Los viales se convirtieron en comedores improvisados con largas mesas en la que los comensales compartían, además de las xulles, todo tipo de aperitivos y bebidas. En la cena deXarxa Teatrese cocinaron incluso deliciosas gambas y el trío formado por Carmen, Paquita y Lola no se privó de nada e incluso brindó con cava.
QUINIELAS // Uno de los temas de los que más se habló fue del Villarreal CF. Y es que su victoria del domingo frente al Alcorcón provocó más de una especulación y quiniela sobre el posible (y muy deseado) ascenso del equipo a la Primera División de fútbol.
Las peñas también demostraron la gran hermandad existente entre ellas y agrupaciones como Pa la Xata y Xacarraxà o Vaig i vinc y La Cova se juntaron para disfrutar de la agradable velada.
Los que tampoco faltaron a la cita fueron las autoridades locales. El alcalde, José Benlloch, visitó junto a la reina de los festejos a los diversos colectivos mientras estos preparaban sus cenas. Después degustó la carne que asó, entre otros, su madre, en El Vermelló, donde también se encontraban ediles como Paco Valverde o Javier Serralvo. El líder de la oposición, Héctor Folgado, también se sumó a la fiesta.
Un año más, las carnicerías tuvieron más trabajo que de costumbre surtiendo de género a los vecinos, aunque ya se habían preparado para la gran avalancha.
Pequeños como Andreu (No tenim ni volem) o veteranos como Quique (Els impuntuals) con su estupendo allioli fueron un claro ejemplo del gran abanico de edades que abarca una cita tan imprescindible como la Xulla. H