"Uno se pregunta si el hombre habrá decidido manifestarse sólo a través de gestos y símbolos, de paredes y adornos”, escribe el argentino Sergio Chejfec en uno de los relatos que conforman Modo linterna (Candaya). Sigue siendo necesario abordar con cierto tacto y criterio el hecho de que muchos de nuestros baluartes culturales siguen siendo grandes desconocidos para la gran mayoría de nosotros. Ramón Paus decidió hace mucho tiempo manifestarse a través de la música, esa que nace gracias a “la voluntad, la naturalidad y el sarcasmo”, como explicó recientemente en una entrevista realizada por Ruth Prieto.

Son muchas las claves que dan forma al quehacer artístico de Paus. “Como compositor he abandonado mis prejuicios de juventud, me siento cómodo respecto a cómo fluyen las obras, sin rozamientos pasados, sin necesidad de alineamiento con tal o cual capilla”, señalaba en esa charla. El abandono de esos prejuicios le han liberado hasta tal punto que ya nadie discute su maestría. Es, y esto no lo digo yo, uno de los compositores más importantes de nuestro país, por su profunda expresividad y esa capacidad por recuperar un pasado virtuoso que inspira. Precisamente, uno de sus últimos trabajos, su álbum Piano works sumerge al oyente en un sugerente paseo en el que la belleza acecha a cada compás. Se trata de uno de los “corpus pianísticos” más completos, rigurosos e inspirados de cuantos se han escrito en España en toda su historia.

Recalcar la envergadura de su figura es algo que debemos poner en práctica, pues como señalaba en unas líneas anteriores es uno de nuestros mejores embajadores, fiel muestra de que en esta tierra existe un “algo” que impregna de creatividad a muchos de sus hijos.

Este año 2014 parece que a Ramón Paus le está sentando a las mil maravillas si observamos la repercusión mediática y proyectos que ha desarrollado, entre los que podemos destacar el concierto que ofreció el cellista Iagoba Fanlo en el Teatro de la Zarzuela el pasado mes de febrero, donde interpretó varias obras suyas con grandes críticas. El mismo Fanlo protagonizó en la Fundación Antonio Saura de Cuenca otra actuación en la que interpretó la pieza Víspera, una de las más celebradas del compositor castellonense. Y en el mes de abril, no podemos obviar la coreografía que se presentó en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid basada en la música Azul de Prusia, también de Paus. Este espectáculo fue el central de cuantos se realizaron con motivo del Día Internacional de la Danza y lo llevó a cabo la compañía Dani Pannullo Dance Theatre. Un auténtico lujo.

ENCUENTRO

Esta misma semana, también en la capital madrileña, aquellos que no conocían la obra del compositor castellonense tuvieron la oportunidad de acercarse a ella en la sede central de la SGAE este pasado lunes, 16 de junio. Los pianistas Iván Martín, Josu Okiñena y Francisco José Segovia fueron los encargados de interpretar algunas de las composiciones del ya citado y alabado álbum Piano works, un trabajo que editó el prestigioso sello Sony Classic y que incluye sus piezas Garbí, Azul de Prusia, Linkaje, Maresias, Ipê Amarelo, Alèia y Samambaia, que son la puerta a complejas construcciones de impactante discurso poético al servicio del sonido más refinado.

Ahora, tras este repaso, uno se pregunta si no sería apropiada una mayor presencia de este maestro en nuestro calendario cultural. Yo diría que sí. Sería justo y necesario contar con su maestría.