Un salto cualitativo. Así podría definirse el “fichaje” de Julio César Cano con la editorial Maeva, sello en el que aparecerá la segunda novela protagonizada por el ya conocidísimo por el público castellonense inspector Monfort. El próximo 2 de octubre, a las 19.00 horas, el escritor presentará en la librería Argot Mañana, si dios y el diablo quieren, el regreso de este personaje que cautivó a libreros y lectores de la provincia con Asesinato en la plaza de la Farola, obra que ahora también se reeditará bajo este sello en el que publica Camilla Läckberg, la reina de la novela negra. Es para estar contento, sin duda.

--La publicación de esta novela es, en cierto modo, singular. Aquí cobra un especial protagonismo la figura del librero y la importancia de ese “boca a oreja” entre lectores que muchos sellos a día de hoy prestan mayor atención.

-En este caso en particular todo parece ser el resultado de un cúmulo de casualidades. Asesinato en la plaza de la Farola fue mi primera incursión en el género de la novela negra, la escribí como un divertimento y, de pronto, apareció el inspector Monfort, un personaje que embebe de todos mis inspectores de policía y detectives favoritos de la literatura. Sin embargo, lo aparqué tras su publicación y me embarqué en otro proyecto totalmente diferente, Hojas de otoño, creyendo que no volvería a él. Ha sido el público quien me ha llevado a retomarlo. Muchas personas me preguntaban si volvería a escribir una historia del inspector Monfort.

--Y dónde mejor que en Maeva para ese “retorno”, ¿no?

-Maeva siempre ha sido para mí un referente de nuevos autores, sobre todo nórdicos, poco conocidos y con los cuales me veía en cierto modo reflejado. Nunca tuve la osadía de enviarles un manuscrito, ni nada.

--¿Lo pensabas por ese respeto o creencia que muchos autores tienen de no ser suficientemente bueno para publicar en un sello de mayor entidad?

-Hoy en día es tan complicado el simple hecho de enviar algo a muchas editoriales… En mi caso, he de confesar, es una especie de acomodamiento. Publiqué mis anteriores novelas con una editorial de San Sebastián que funcionaba bien, sobre todo en el norte de España. Pero, de pronto, la historia con Maeva es tan romántica y sencilla… A través de esa recomendación de los libreros, fueron ellos los que se pusieron en contacto conmigo para reeditar Asesinato en la plaza de la Farola. Empezamos hablando de ello cuando les comenté que estaba trabajando en una nueva aventura del inspector Monfort. Y fue entonces cuando centramos nuestros esfuerzos en ‘Mañana, si dios y el diablo quieren’.

--Esfuerzos que se traducen en más o menos un año de trabajo.

-Así es. Un año de conversaciones sobre la novela para ver hacia dónde y cómo dirigirla. Un año de entusiasmo, claro, que se juntó también con la definitiva reedición del Asesinato…

--Sin duda, un momento dulce en tu trayectoria. Un paso más.

-Utilizando terminología propia del fútbol, he dado un salto a Primera División. Mañana, si dios y el diablo quieren es mi séptima novela escrita y publicada. Y ha sido con ella cuando he notado una calidez que antes no había sentido. Siempre lo digo, he aprendido más a escribir en estos dos últimos años, trabajando con Maeva, que en épocas anteriores. Además, me han hecho ver que las dos historias del inspector Monfort, a pesar de estar ambientadas en Castellón, de ser de Castellón, no tienen un carácter localista.

--Claro, lo realmente importante es la propia historia.

-Sí. Mis novelas siempre han sido muy fieles a los lugares donde se ocurre la trama. Me gusta que los escenarios por donde se pasean los personajes sean completamente reales, para que el lector pueda identificar esos espacios sin problema. Por tanto, las dos historias del inspector Monfort están ambientadas al cien por cien en la ciudad de Castellón y provincia, y mi miedo reside en no saber qué respuesta tendrá en el resto de ciudades. Aunque, como te decía, gracias a editoriales como Maeva te das cuenta de que lo esencial es la trama, el ritmo.

--El inspector Monfort también crece, evoluciona en esta segunda historia.

-Digamos que se hace mayor de alguna manera. En Asesinato en la plaza de la Farola aparece un personaje más canallesco, al estilo de Vázquez Montalbán, por ejemplo. Es un personaje más suelto, con un lenguaje de la calle. Sin embargo, en esta nueva novela, por el caso en sí parece haber madurado. La trama necesitaba que él se pusiera un poco más serio.

--Entonces, recapitulemos. Tenemos un inspector más formal y que ahora se promocionará por varias citas de entidad dentro del ámbito nacional. ¿O me equivoco?

-A mitad de octubre participaré en el festival Getafe Negro y en febrero del próximo 2016 viajaremos hasta el Barcelona Negra, quizá uno de los encuentros de mayor relevancia de cuantos existen. Las dos citas son importantes y vale la pena proyectar ‘Mañana, si dios y el diablo quieren’ en ambas. Asimismo, el hecho de tener la posibilidad de participar en ellos me llena de orgullo.