El malagueño Abel Aguilera, de 36 años y superviviente de un cáncer, ha sido el único español seleccionado para participar en la Ultraman de Australia, una prueba extrema de 515 kilómetros que se celebrará del 13 al 15 de mayo en Sunshine Coast, en el estado de Queensland.

A Aguilera le diagnosticaron un linfoma de no Hodgkin en estadio IV en 2014, un fuerte golpe que le ha servido como impulso y aliciente para empezar a enfrentarse a retos deportivos de dureza extrema.

"He aprendido de lo que me ha ocurrido y he sabido aprovechar, de alguna manera, ese trauma que supone un cáncer para cualquier persona", ha manifestado a Efe.

Una vez superada la enfermedad, este deportista natural de Ronda (Málaga) y que dirige un gimnasio, se propuso encarar los 226 kilómetros del Ironman de Lanzarote 2016, considerado en el mundo deportivo como uno de los triatlones más duros del mundo.

"Nunca antes había competido a ese nivel y antes de la prueba solo había nadado en el mar una vez", ha explicado Aguilera, quien además ha reconocido que todos los entrenamientos los hizo y sigue haciendo "en solitario, con el fin de aprender -ha subrayado- de mí mismo".

Para el Ultraman de Australia, en el que competirá junto a otros 53 deportistas de diez países diferentes, ha indicado que "el resultado no importa tanto como la posibilidad de poder estar en una prueba así".

La prueba arranca con 10 kilómetros de natación en aguas abiertas en el mar y 140 kilómetros de bicicleta, mientras que en la segunda jornada se realizan 280 kilómetros en bicicleta y, en la tercera, se completan 84 kilómetros, todo ello con un límite de 12 horas en cada día.

"Para poder participar en la Ultraman tengo que realizar distintos reconocimientos médicos por mis antecedentes y poder superarlos ya es un éxito para mí", ha apuntado, al tiempo que ha admitido que los doctores no le recomiendan que la haga, pero "ninguna prueba indica que no la pueda afrontar".

El joven es consciente de que "a nivel de kilómetros la prueba es una brutalidad", pero "lo más fuerte -ha recalcado- es la lucha interna que voy a tener conmigo mismo, el sacrificio y la soledad".

En este sentido, ha explicado que va a "tocar los elementos más primarios del hombre, como son el hambre, la sed o la resistencia física", pero que su ilusión es "poder trasmitir todo lo que vaya ocurriendo y lo que vaya sintiendo".

A través de este reto deportivo también trata de colaborar con la Fundación Andrés Olivares, una asociación malagueña que trabaja por los niños con cáncer y sus familiares.

"Si no acabo la prueba, algo nuevo aprenderé", ha asegurado Abel Aguilera, que ya se ha convertido en un ejemplo de vida y superación para muchas personas.