El futuro de Carlos Bacca en el Villarreal a partir del próximo 30 de junio se jugará en dos frentes. Primero, por supuesto, en el terreno de juego, ya que será el rendimiento del delantero colombiano en la recta final de la presente temporada la que marcará en un amplísimo porcentaje la apuesta de la entidad amarilla por intentar hacerse con la propiedad del internacional cafetero, que tras la salida de Cédric Bakambu a la Superliga china se ha quedado como principal referente del equipo que dirige Javier Calleja.

Pero la última palabra la tendrá el AC Milan, el club propietario de los derechos de Bacca y con el que el Villarreal deberá negociar el futuro del futbolista en el caso de que se confirme su entrada en los planes del próximo proyecto deportivo del conjunto groguet, que espera ser uno de los siete representantes españoles en la próxima edición de las competiciones continentales.

A pesar de que en las últimas horas en Colombia se ha apuntado que el futuro de Bacca estaría lejos del Submarino, lo cierto es que en la entidad amarilla no se descarta que el 9. Pero no a cualquier precio. El Villarreal ha trasladado al entorno del delantero que está interesado en adquirir la totalidad o un porcentaje mayoritario de sus derechos deportivos, pero nunca alcanzando las pretensiones del Milan, que el pasado verano, en el acuerdo de préstamo de Bacca, incluyó una opción de compra tasada en unos 14 millones de euros, cantidad que el Villarreal estima que está muy por encima de lo que consideran un precio de traspaso adecuado para que Bacca siga vistiendo la elástica amarilla.

PRIMEROS CONTACTOS

El Villarreal y el Milan ya han tenido algunos contactos en lo que llevamos de 2018 para intentar llegar a un acuerdo en la rebaja de la opción de compra, teniendo en cuenta que las preferencias de Bacca por seguir ligado a la entidad amarilla y el hecho de que el cafetero tendría, prácticamente, nulas opciones de volver a reintegrarse a la disciplina rossonera.

La alta ficha de Carlos Bacca en el Milan —según se apuntó tras su fichaje procedente del Sevilla, de tres millones de euros anuales— es otro de los puntos que obligaría al Villarreal a proponer al club italiano una ostensible reducción en el precio del futbolista de 31 años, que ha alternado altos picos de rendimiento —ocho goles en sus primeros tres meses en el equipo— con periodos de menos efectividad —enlazaba seis partidos sin marcar hasta su diana en Las Palmas hace dos semanas—.