Pocas veces, por no decir nunca, se había visto un aspecto tan lamentable de las gradas de Mestalla durante un partido del Valencia. El enfado de los aficionados tras la derrota por 7-0 en el partido del Camp Nou, que dejó la eliminatoria sentenciada debido a la mala imagen ofrecida por los jugadores que dirige Gary Neville, quedó demostrado con la escasa presencia de espectadores, que dieron la espalda a su equipo y apenas fueron 10.000 los que acudieron a presenciar el intrascendente partido de vuelta de la semifinal de la Copa del Rey.

La escasa cantidad de aficionados ya se preveía de antemano, pues la protesta se ha ido gestando a lo largo de la semana en las redes sociales. Es por ello que una de las hinchadas más fieles de España decidiese ayer quedarse en casa y no acudir a Mestalla.

pitos y gritos // Si ver la gradas vacías del estadio no suele ser habitual en Valencia, el recibimiento a la llegada del autobús del equipo tampoco se pareció en nada al habitual. Fue la primera vez que se escucharon silbidos cuando los futbolistas bajaban del autobús, aunque en algunos casos las cosas fueron más allá y también hubo gritos en contra de los jugadores. Por momentos, parecía que quien llegaba al campo era el rival, el Barcelona.

Muy pocos fueron los que ofrecieron algún aplauso, ya que la mayoría se mostró crítica con el equipo, hasta el punto de que algunos soltaron una serie de improperios por sus bocas, como el ya conocido “jugadores, mercenarios”, que tantas veces se ha escuchado en varios estadios.

Todo este ambiente hostil vino precedido de otro hecho extraño en Mestalla, ya que cuando el autobús se acercaba al estadio por la avenida Suecia el silencio fue sepulcral. En estos casos, los cánticos de ánimos son la tónica, pero ayer debido al enfado de los aficionados decidieron mostrarse callados, en una clara señal de indiferencia a los jugadores. Fue una noche atípica en Valencia, en la que cada uno de los seguidores mostró su cabreo con el equipo de forma diferente. H