Unos 1.500 aficionados del Castellón se desplazaron a Sant Andreu. La inmensa mayoría de ellos viajaron con la intención de disfrutar de un partido de fútbol y así lo hicieron de principio a fin, con la alegría final que supuso la clasificación. Sin embargo, una veintena de violentos ataviados con la camiseta del equipo albinegro parece que no tenían el mismo propósito, pues este reducido grupúsculo de violentos entró al mediodía en un bar próximo al Narcís Sala, causando varios destrozos en el establecimiento. No contentos con ello agredieron al propietario del local, que fue hospitalizado al recibir varios golpes. Su estado de salud parece que no reviste por suerte gravedad. Los violentos, que al parecer entraron encapuchados y con bates, rompieron al menos un cristal del local. Hechos lamentables que acabaron con intervención policial.

FINAL PARA OLVIDAR

Dejando al margen la tensión lógica que se respira en un partido de las características del disputado en el Narcís Sala, lo cierto es que afortunadamente no hubo que reseñar incidentes de gravedad mientras el choque estuvo en juego.

Una vez el colegiado señaló el pitido final, eso sí, se registró una invasión de campo por parte de unos 200 aficionados radicales del Sant Andreu, que recorrieron buena parte del terreno de juego para ir a provocar a una zona en la que estaban varios seguidores del Castellón. Hubo además lanzamiento de objetos hasta que la policía tuvo que realizar diversas cargas para que no hubiera que lamentar males mayores.

Mientras tanto, jugadores del Castellón y del Sant Andreu estaban todavía en el césped, con el evidente riesgo que podía suponer para su integridad física.

No acabaron aquí los incidentes, pues una piedra rompió una luna del bus del Castellón. Al tener doble cristal, y no haber perforado ambos vidrios, la expedición volvió con normalidad. En el momento del lanzamiento los jugadores no estaban en el bus.