La heroica volvió a acompañar a la Alemania de siempre. Un golazo de Kroos, acostumbrado también a la épica en el Real Madrid, evitó la debacle de la vigente campeona, que ya se veía al borde del abismo. Las tablas dejaban a los germanos contra las cuerdas, temiendo un más que posible empate entre México y Suecia en la última jornada que supondría su adiós. Ahora el panorama pinta mejor. El zapatazo del centrocampista en el minuto 96 deja a la selección de Joachim Löw con mucha vida (2-1), cuando parecía que iba a engrosar la maldición de los campeones, como le había pasado a Italia en 2010 o a España cuatro años después.

Alemania, por cosas como la de anoche, tiene cuatro estrellas en la camiseta. Sin el juego excelso que la condujo al éxito en Maracaná pero con la misma pasión de siempre, la Mannschaft logró sobrevivir cuando lo tenía todo en contra. Estaba con uno menos por la expulsión de Boateng, pero no aflojó nunca. La recompensa llegó con esa falta final. Ese toque de Kroos a Reus y el disparo maravilloso del madridista.

Las cuentas son diversas para la última jornada. Si Alemania gana por más de un gol a Corea del Sur, se clasificará para los octavos. Ni siquiera México tiene el pase asegurado. Una derrota por más de un tanto ante los escandinavos podría condenarla en un triple empate. La emoción está asegurada hasta el próximo miércoles cuando se disputarán los dos encuentros a la misma ahora, uno en Kazán y el otro en Ekaterimburgo. Al menos, ha evitado la catástrofe en Rusia... pero todavía no se ha salvado.