Un partido sensacional de Gameiro y cuatro goles, uno suyo, uno de Saúl Ñíguez, uno de Griezmann y uno de Fernando Torres, propulsaron al Atlético de Madrid en su eliminatoria contra el Bayer Leverkusen, ya casi sentenciada por el despliegue ofensivo del equipo rojiblanco.

Su ataque fue imparable para el conjunto alemán y el resultado final, un 2-4, es muy bueno, con la vuelta pendiente en el Calderón, pero pudo ser mayor.

Dentro de la previsible potencia e intensidad altísima a la que se jugó el partido, el Atlético fue casi siempre mejor en ataque, en cada detalle, en lo táctico, en sus duelos individuales, en cada sector, en cada salida a la contra y en la presión en el medio campo, desde la que cimentó un triunfo espectacular al intermedio.

Su adversario aguantó las primeras ofensivas rojiblancas, con participación activa también de Yannick Carrasco, pero luego fue noqueado con la contundencia ofensiva. La que propuso en cada transición ofensiva; la que demostró Saúl, que en una jugada mezcló todas sus enormes cualidades, potencia, fuerza, conducción, disparo y gol, allá por el minuto 17, con una rosca con la zurda en la esquina del área que desde que salió de su pie vio dentro; y la que ofrecieron Gameiro y Griezmann en el 0-2. Despejó Saúl desde su área, suficiente para los dos delanteros del Atlético. Gameiro aprovechó el error de Dragovic, condujo la pelota, la aguantó, llegó al área y esperó a Griezmann, que culminó el gol.

TÍMIDA REACCIÓN LOCAL // El segundo acto comenzó con un inesperado 1-2 tras un remate de Bellarabi, pero volvió a aparecer Gameiro. Primero estrelló un derechazo en el larguero; después hizo una jugada sensacional, desmarcado hacia un lado y con un túnel después a Dragovic, que le agarró y le derribó, fuera del área, aunque el árbitro lo vio dentro. Penalti que Gameiro no falló. Un gol para una actuación increíble, la mejor desde su fichaje.

Un gol en propia puerta de Savic con su rodilla tras despeje de Moyá y la sentencia de Torres culminaron un 2-4 que habla a las claras de quién fue el mejor.