Eric Bailly está cursando una licenciatura en el Madrigal en su aprendizaje de futbolista de primer nivel. El nombre de la carrera universitaria que estudia en el Villarreal podría denominarse Estrella del fútbol y el catedrático que tutela al joven central de 21 años internacional con Costa de Marfil se llama Marcelino. Gabriel Paulista siguió la misma metodología de trabajo que cursa Bailly y ahora juega en uno de los grandes de la Premier, el Arsenal. El proceso se repite y su periplo mantiene ciertas similitudes entre los inicios de Gabriel y los del exdefensa del Espanyol. En común poseen el gran potencial físico que les distingue amén de una ambición y ganas de mejorar que se percibe en el día a día.

INICIOS COMPLICADOS // Eric Bailly es otro de los diamantes en bruto que se han puesto en manos de un gemólogo experimentado como el entrenador del Villarreal. Dista mucho del joven poco integrado, cuya imagen en solitario era habitual en las concentraciones. No en vano, al defensa del Villarreal se le pasó por la cabeza, poco después de su llegada a España, volver con sus padres.

Tenía solo 16 años y estuvo a punto de dejarlo todo afectado por la nostalgia. Hoy ya está “adaptado a la comida y las costumbres españolas” y disfrutando de “la tranquila vida para un futbolista que ofrece Castellón” y es un groguet más, acogido y tutelado por Mario o Tomás Pina, que le han introducido en la dinámica del vestuario del Submarino.

“La confianza del entrenador y el apoyo de los jugadores te hace mucho más fácil la adaptación y por supuesto a los conceptos del sistema de juego”, explica con ese tono suave y tranquilo que caracteriza la personalidad de un chico tímido pero que destila calidez humana a las primeras de cambio. “La media de edad es muy baja en esta plantilla y eso se nota en las ganas que tiene la gente por trabajar y mejorar. En el Villarreal formamos un grupo fuera y dentro del campo”, señala. Marcelino cree ciegamente en las cualidades de Bailly, aunque es consciente de que todavía debe madurar mucho, pero eso forma parte del trabajo y la enseñanza del técnico. Y Eric se siente agradecido: “El míster me ayuda mucho. Me corrige y me enseña vídeos para que yo observe lo que hago mal y cómo debo colocarme o afrontar ciertas acciones. También aprendo de Víctor Ruiz, Mateo o, antes, de Dorado, que llevan tiempo en Primera”.

Él mismo sabe cuáles son sus puntos débiles y en ello está para continuar su progresión como jugador. “Tengo que aprender colocación y posicionamiento táctico”, destaca. Y descubre que tras su apariencia tranquila y pausada, se esconde un futbolista al que a veces la inexperiencia en forma de nervios le juega malas pasadas. “Fuera soy una cosa y en el terreno de juego otra. Tengo que mostrarme más sereno en algunas jugadas”, añade. “El trabajo y la humildad por aprender son muy importantes para mí”.

LA REPERCUSIÓN // En Francia y Costa de Marfil se sigue muy de cerca la carrera de Bailly. “En África, el Villarreal es un club muy admirado y conocido, al margen de Barcelona y Madrid, y se sigue mucho todo lo que tiene que ver con el club”, revela. “De mi rendimiento en España dependerá que siga manteniendo el orgullo de seguir con la selección de Costa de Marfil”, confiesa.

Cuando se le pregunta por su impresión sobre el nuevo Villarreal que se está construyendo, con muy buenas sensaciones durante la gira por Inglaterra, Bailly es claro: “Tenemos una buena base de equipo y los conceptos muy claros de cómo movernos en el campo, y en ello está nuestra fortaleza. Este equipo posee una gran base y los que están son grandes refuerzos ya en este momento; si luego llegan más pues mejor, pero ya hay una gran plantilla actualmente”.

Y concluye con una muestra de ambición: “Tenemos que mejorar la temporada del año pasado y hacer una buena Europa League”. El león lo tiene claro. H