Después de toda una vuelta sin perder (la última derrota fue en Vigo el 2 de octubre), el Barça sucumbió de nuevo en Galicia. Después de planear por los cielos cuatro días tras la gesta europea, aterrizó de nuevo en la Tierra, topándose con la cruda realidad que pareció olvidar con su puesta en escena de Riazor: todas las victorias exigen un esfuerzo. Y el esfuerzo que sobró ante el PSG faltó ante el Depor, un rival al que se daba por ganado después de las cinco goleadas endosadas en sus últimas visitas. Sin la misma actitud, sin la misma intensidad, el Barça sucumbió de una manera impropia. Comparado con el derroche europeo, hizo el ridículo. Con la defensa de tres, encajó dos goles en sendos córneres, cuando había más gente en el área de Ter Stegen.

EL SEGUNDO MILAGRO // El terremoto del Camp Nou con el pitido final ante el PSG se repitió en A Coruña. El duelo no era tan dramático, pero la hinchada gallega solo había celebrado seis triunfos en 27 jornadas y le supo a gloria derrocar a los barcelonistas, a quienes creyó dioses por la epopeya de la Champions. Y no, son tan humanos como los suyos. Joselu remata tan fuerte como Suárez y Álex Bergantiños (cuatro goles en Primera, tres de ellos al Barça) salta más que Alba. En realidad no fue un aterrizaje lo del Barça. La nave cayó con estrépito de su vuelo espacial después del 6-1. Del cielo bajó de golpe, arrastrado por la voluntad de un Depor que nunca se mostró impresionado. Al contrario; tras recibir el empate nada más comparecer del descanso, en lo que parecía ser otra remontada de las estrellas, salió desde atrás tan decidido y optimista como cuando iba por delante en el marcador. La última jugada deparó un contrataque de tres blanquiazules contra Ter Stegen y Jordi Alba.

el DEBATE SOBRE LEO // El partido dejó un señalado. Messi, desaparecido ante el PSG, volvió a pasar inadvertido en Riazor, donde la ausencia de Neymar --el culé más en forma-- le obligaba a ser determinante otra vez. También abre otros interrogantes, como la solvencia de la segunda línea. Arda Turan, Denis Suárez y André Gomes fueron las novedades de Luis Enrique, que no funcionaron, ni tampoco Jordi Alba (Umtiti parece que le ha ganado el pulso).