Acorralado como estaba Florentino Pérez al no encontrar un sucesor para Zinedine Zidane, que dejó plantado al Madrid el pasado 31 de mayo, miró hacia Rusia para darle el banquillo del Santiago Bernabéu a Julen Lopetegui. Fue toda una bomba.

Y a tan solo tres días del debut de España en el Mundial el viernes en Sochi ante Portugal. Un terremoto, cuya onda sísmica se extendió desde Madrid hasta Krasnodar, donde la selección preparaba con tranquilidad esa cita, cuando el club blanco anunciaba en un comunicado la contratación del técnico.

A las cinco de la tarde, y a través de sus redes sociales, el Madrid designaba a Lopetegui como el sucesor de Zizou, cogiendo por sorpresa incluso a la Real Federación Española de Fútbol, a pesar de que Florentino Pérez, el presidente blanco, había charlado con Luis Rubiales, el nuevo dirigente del fútbol español. Pero, en ningún momento, le precisó que se haría público. El club blanco ejecutó la cláusula de rescisión de Lopetegui, fijada en dos millones de euros, para tener al entrenador que no encontraba. Más barato, por supuesto, que Pochettino, que no tenía abierta puerta alguna para salir del Tottenham.

De ahí, las prisas de Florentino, que ha escogido a un técnico que no era su primera opción al quedarse sin alternativas para suplir el plantón que le dio Zidane el pasado 31 de mayo. Unas prisas que han dinamitado la tranquilidad en las horas previas al estreno en el Mundial, entrando, al mismo tiempo, en un territorio realmente desconocido.

No se conocen precedentes de situaciones así. Y menos antes de una Copa del Mundo. «La Real Federación Española de Fútbol anuncia la desvinculación del seleccionador nacional Julen Lopetegui una vez que finalice la participación de España en el Campeonato del Mundo de Rusia. La RFEF recibirá el pago de la cláusula de rescisión para que el actual seleccionador pueda firmar por el Real Madrid», explicó, de forma lacónica, el ente federativo en un comunicado, además de solicitar «el máximo respeto para mantener la normalidad en la concentración de la selección».

DE VALLECAS AL BERNABÉU // Una normalidad que ya no existe en Krasnodar. Ni existirá a lo largo de todo el Mundial porque Lopetegui, forzado por la necesidad de Florentino, ha decidido aceptar que se haga pública esta decisión. Una vez asumió el presidente blanco que no podía traer ni a Pochettino ni tampoco a Allegri, el técnico de la Juventus, aceleró, y de forma personal, las conversaciones con el entrenador vasco. Se le echaba el tiempo encima al Madrid, que no a la federación, desnudo porque no se enteró de la marcha de Zidane, por lo que no tenía respuesta alguna.

Lopetegui, además, se enfrenta a un escenario lleno de tensión, con una doble función: dirigir a España en el Mundial y pensar en el Madrid del futuro, obligado también a tomar decisiones trascendentales como la continuidad de Ronaldo y Bale, entre otros.

Sin haber dirigido ni un solo partido en Primera División española (estuvo en el banquillo de Vallecas en Segunda y en el Castilla en Segunda B) se asoma al Bernabéu, colocado en el centro del escenario mundial. No hace tanto, el pasado 22 de mayo, Lopetegui renovó como seleccionador hasta el 2020. Ni un mes ha pasado. Ahora, en cambio, firmará como nuevo entrenador del Real Madrid hasta el 2021.

Para empezar, a solo 48 horas del estreno mundialista contra Portugal comparecerán Lopetegui y Rubiales en la sala de prensa del estadio de Krasnodar para ponerle voz e imagen al terremoto que ha sacudido a la selección española, mientras el Madrid, una vez resuelto el urgente problema del entrenador, busca ahora reestructurar su plantilla. La excelente consideración que tienen jugadores de tanto peso como Sergio Ramos, capitán blanco y de España, e Isco sobre el técnico vasco ha sido un factor fundamental. Unido, además, a que Florentino se estaba quedando sin opciones válidas, por lo que cerró el fichaje de forma urgente, ejecutando la cláusula de dos millones.

Entretanto, Rubiales se ve forzado a buscar al sucesor de Lopetegui. Míchel se perfila como el gran candidato para tomar las riendas de la Roja una vez acabe el Mundial de Rusia. Aunque existen otras opciones: Quique Setién, entrenador del Betis, Albert Celades, actual seleccionador sub-21 o Luis Enrique, exentrenador del Barcelona.