Después de un verano en el que pasaron de largo opciones como la de Sergio Sánchez, Henrique o Funes Mori, la de Daniele Bonera no era ni la primera ni la segunda opción del Villarreal para reforzar el centro de su defensa en un último día de plazo de fichajes que se complicó -en Italia apuntan a que el nuevo sevillista, Andreolli, cedido por el Inter, era uno de los objetivos groguets--, y que obligó a última hora al club amarillo a acudir al mercado de jugadores libres, donde el exrossoneri aparecía como una de las mejores opciones.

El acuerdo fue muy rápido. Si el lunes se inició la aproximación con el futbolista de 34 años, cortado por el Milan este verano, ayer todo se cerró en un abrir y cerrar de ojos. Bonera viajaba a España, pasaba revisión médica, conocía a su nuevo entrenador y a sus nuevos compañeros en la Ciudad Deportiva y estampaba su firma para esta temporada. De momento no hay más vinculación, a pesar de que el deseo del nuevo central del Villarreal era incluir una cláusula de renovación automática por objetivos cumplidos o partidos disputados, opción que, según la entidad amarilla, no se ha llevado a efecto.

Bonera pondrá un contrapunto de veteranía en la joven defensa del Submarino, que hasta su llegada se estaba manejando con los dos teóricos titulares hasta la recuperación de Musacchio, Eric Bailly y Víctor Ruiz, y el apoyo del canterano Pablo Íñiguez. El nuevo jugador groguet incluso puede echar un cable en las bandas, ya que ha actuado como lateral --en ambos lados-- durante su dilatada trayectoria en el Calcio: debutó en 1998 con el Brescia.

Con Bonera, Marcelino ya tiene el equipo de la temporada cerrado con 22 futbolistas. Hasta enero no habrá opción de modificar un grupo que tiene por delante ilusionantes retos tanto en la competición doméstica como en una Europa League en la que el Villarreal también parte en el pelotón de candidatos. H