Fernando Roig es quien cambió la historia del Villarreal hace ahora 20 años. Desde su despacho, el presidente ha hecho posible que un club asentado en una pequeña localidad de una pequeña provincia compita los últimos años de tú a tú contra los grandes de Europa. Desde el campo, futbolistas como Bruno Soriano también lo hacen posible partido tras partido. De hecho, es el actual capitán el jugador que más ha marcado al presidente, como reconoció hace unas semanas en una entrevista en estas páginas.

«Pude leer la entrevista de Mediterráneo y significa muchísimo que el presi pueda tener ese cariño hacia mí. Estoy muy orgulloso y muy agradecido por sus palabras, y más teniendo en cuenta los grandes jugadores que han pasado por aquí», admite Bruno.

Que alguien como Fernando Roig te considere un ejemplo también conlleva una responsabilidad que el de Artana ha defendido con éxito ya en 416 partidos como amarillo. Así lo entiende también el propio jugador: «Es una persona a la que respeto muchísimo y tiene todo mi cariño. Tanto Fernando Roig padre, como Fernando hijo y José Manuel son personas muy importantes en mi vida». Prosigue con su alegato el 21 del Submarino de la siguiente forma: «Han apostado siempre muy fuerte por mí y soy muy feliz por formar parte ya de la historia del Villarreal».

UNA HIPÓTESIS

El vicepresidente Llaneza aseguraba ayer que sin Fernando Roig, «el Villarreal no estaría en Primera». ¿Qué ha supuesto el presidente en la trayectoria de Bruno Soriano? «Seguramente sin él yo no hubiera sido jugador de fútbol. Por lo menos, seguro que no habría jugado en Primera». Así explica el mediocentro su tesis: «Antes de volver al Villarreal tenía otra vida. Me gustaba estar en casa, con la familia y los amigos, y llevaba muy bien salir, así que me vino perfecto que un club como este estuviera tan cerca para poder crecer».

Asegura también el canterano y el buque insignia de la plantilla amarilla que se lo debe «todo al club», al tiempo que subraya la ambición de un empresario que tuvo las ideas claras desde el primer día: «Recuerdo que cuando llegó pidió un amistoso contra el Barcelona. Respondieron que no y Roig dijo que no pasaba nada porque en poco tiempo estarían jugando contra el Villarreal y en nuestro estadio todos los años».

UNA ACTITUD CONTAGIOSA

El centrocampista internacional afirma también que cuando viene un futbolista nuevo «pronto ve que este club es digno de admirar», y destaca la ambición que muestra tanto Roig como su directiva: «Son gente ganadora y lo inculcan en el equipo. Entiendo que tiene que ser así; que cuando perdemos tenemso que estar disgustados porque el trabajo no está bien hecho y cuando ganamos tenemos que seguir ganando. Eso es lo que hace nuestro presidente y por eso crecemos cada año».

Bruno debutó con el primer equipo el 15 de julio del 2006 en un partido de la Copa Intertoto contra el Maribor después de ganarse un hueco con los mayores en la cantera. Así recuerda sus primeros pasos en el Villarreal: «Todo mi pasado aquí es positivo. Al margen de una lesión que tuve en el filial, he tenido la suerte de jugar muchísimos partidos y contar con la confianza de la gente».

10 años, 9 meses y 23 días después de su primer partido oficial con el Villarreal, Bruno Soriano, como Fernando Roig tras dos décadas, mantiene intacta la misma ilusión que al principio: «Todavía disfruto mucho de esto y me cuido al máximo para rendir cada partido. Apostaron fuerte por mí y lo tengo que dar todo».

LO MEJOR Y LO PEOR

Durante el tiempo que han coincidido en la entidad, Bruno y Roig comparten mejor y peor recuerdo: «El descenso a Segunda fue muy duro; me marcó mucho. De hecho, tengo el vídeo del ascenso en casa y me lo pongo a veces porque ese año fue espectacular y tuvo el final que todos deseábamos».

Hubo otro ascenso importante en su carrera: «El primero fue el que logramos a Segunda B con el filial, que fue muy importante para el club. Recuerdo que entonces era muy tímido y estaba un poco a la sombra, así que imagínate lo que era para mí ver aparecer en el vestuario al presidente después de un partido para darnos ánimos». Y así, hasta hoy.