En el fútbol moderno -y en el antiguo, seguramente también-, el centro del campo es fundamental. Pues bien, para analizar el triunfo moral del Villarreal contra el Madrid del sábado, qué mejor forma de hacerlo que fijándose en los guarismos de los mediocentros de ambos equipos. Mirando los números de las parejas formadas por Bruno-Manu y Modric-Illarramendi no hay color. Bueno, sí; y el color predominante es el amarillo.

De todos es conocido la pasión de Bruno por las estadísticas. El de Artana, para potenciar su progresión, estudia sus registros después de cada encuentro. En el partido frente a los blancos, estos fueron prácticamente perfectos. De 55 pases acertó en 54 -un 98% de acierto-, y además robó cinco balones. El internacional español -si Del Bosque vio el partido lo volverá a ser muy pronto-, estuvo también perfectamente asistido por Trigueros, una de las sensaciones de este arranque liguero en el Submarino. El de Talavera recuperó la pelota en cinco ocasiones y acertó en 30 de sus 34 pases.

el contraste // Por el Madrid, en la medular debutaba Illarra, que abandonó el campo en el minuto 62 después de completar 29 de sus 35 pases -83%-, y recuperar tres balones. Por su parte, Modric asistió bien en 62 de las 68 ocasiones que lo intentó -91% de acierto-, y tan solo recuperó una vez la posesión. H