Rubén Suárez, el jugador franquicia del Castellón y, para muchos, su mejor futbolista, se va de Castalia por la puerta de atrás. De poco le ha servido su currículo y trayectoria ante Ramón María Calderé que, como dos semanas atrás, gana un nuevo pulso a un peso pesado del vestuario y fuerza la salida de otro de los capitanes, como en el caso del central valenciano (ahora solo quedan Guille Vázquez y Álvaro Campos). Un adiós basado, en palabras del técnico, por la “indisciplina” del asturiano, un conflicto soterrado desde hace meses, concretamente desde que cayera lesionado a finales de abril, en Cullera.

Poco después de que el nombre de Rubén Suárez monopolizase el cuarto de hora largo de rueda de prensa de Calderé, el club informaba a primera hora de la tarde, escuetamente, que el gijonés “negocia su salida del Castellón con el presidente [David Cruz] y ya no es jugador del primer equipo”.

Calderé no detalló las razones de esta drástica decisión. “Como entrenador, no puedo aceptar ningún acto de indisciplina ni en el campo ni en el vestuario”, arrancó. “Hay un único culpable: soy yo. Lo estaba detectando, pero por respeto al gran trabajo de Rubén hasta Cullera...”, dejó caer para acotar el arranque de las diferencias a la postre irreconciliables con el gijonés, que aterrizó en Castalia el 29 de septiembre del 2014 como la guinda a un proyecto cada vez más ambicioso. El gijonés fue el máximo realizador del equipo la pasada temporada con 17 goles (15 en la competición liguera, incluyendo los play-off, más dos en la Copa RFEF). Unas diferencias que derivaron en enfrentamiento abierto a raíz del 4-0 en Borriol, que ya se llevó por delante a Javi Selvas.

Muy oportunamente, Calderé enumeró disputas muy conocidas entre un jugador y un técnico saldadas en favor de este: Ronaldinho en el Barcelona de Rijkaard, Riquelme con Pellegrini en el Villarreal, Raúl con Luis Aragonés en la selección... Menos de una hora después, ya en presencia del director deportivo, Ramón Moya, Rubén negociaba con Cruz los términos económicos de su rescisión de contrato.

“Es una decisión técnica, en estos momentos soy el entrenador: hoy [por ayer] es viernes, veremos lo que pasa el domingo”, recalcó. Porque aunque admitió no haber recibido un ultimátum, lo cierto es que Calderé ha sido el primero en afirmar, esta semana, que no ganar al Villarreal C puede traer consecuencias hacia su cargo: “El club no me ha comentado nada, pero los técnicos vivimos de los resultados inmediatos”. En su caso, llega tras solo dos empates en las últimas cinco jornadas.

¿UN COMPLOT? // Cuestionado por si Selvas y Rubén han tratado de hacerle la cama, el tarraconense, que todavía no ha cumplido un año en el banquillo orellut, deslizó que “es una posibilidad”. “Si era un objetivo, ellos tendrán que decirlo”, incidió. “No lo hago [apartar a Rubén] porque es amigo de Selvas. Lo que hago, no es por un capricho”, remarcó.

“Rubén ha sido un líder y en su momento así lo he alabado, pero el rendimiento de este año está ahí. Un líder ayuda y enseña a los más jóvenes, colabora, comparte...”, subrayó Calderé, que matizó también que “ahora no toca” valorar la opción de fichar a un sustituto para el asturiano, que ya es historia en el Castellón. H