Hasta la fecha, el único sinsabor de Ramón María Calderé como entrenador del Castellón fue el que vivió, hace dos semanas, en el Nuevo Cerrú de Puertollano. El tarraconense quiere, aun teniendo en cuenta lo secundario de la Copa RFEF, que aquel borrón quede en nada con la clasificación para los octavos de final. Para ello, los albinegros tienen la necesidad y la obligación de, esta noche (20.30 horas), en Castalia, voltear el 1-0.

Calderé confiará el desafío a la llamada segunda unidad, si bien las cuatro bajas por lesión minimizarán las rotaciones habituales en este torneo. Las ausencias golpean, sobre todo, al eje del equipo y le hacen perder músculo y centímetros. Guille Vázquez, Javi Selvas, Marc Castells y Miki Martínez. El técnico de Vila-rodona volverá a recurrir a Serin Seye, a quien hizo debutar dos semanas atrás con el primer equipo, con opciones, incluso, de ser titular. La defensa es la línea más abierta a la especulación, porque solo Adrià Gallego y Josema Gómez parecen tener asegurada su presencia, con Serin y Omar Monterde, en un principio, predestinados a completarla.

Por delante, Borja Gracia y Gaby formarían el doble pivote, con Carrillo o Dani Pujol por la derecha y Víctor Pino (ya superado el proceso febril que solo le permitió disputar unos minutos en Utiel) por la izquierdo. Arriba, Rubén Negredo es uno de los fijos: podría estar acompañado por Rubén Suárez, que viene de no jugar en La Celadilla por sanción.

INCERTIDUMBRE // En cualquier caso, Calderé es puro suspense. De hecho, mantiene el entrenamiento para esta mañana, en lo que será el último miércoles con doble sesión, al haber superado el mes y medio desde su llegada.

Lanzado en la Liga con cuatro victorias consecutivas entre otros registros estratosféricos, los albinegros confían en la inercia ganadora adquirida, así como la calderina (el técnico, en su charla de ayer, trasladó a la plantilla el mensaje de que hay que pasar sí o sí, que está en las antípodas de tirar la competición) para vencer a un Puertollano entre dudas. H