El destino, eso a lo que todo el mundo apelamos como causa de fuerza mayor, ineludible, que no se puede evitar bajo ningún concepto, tiene reservados algunos giros de lo más perversos. Solo así se entiende que Ramón María Calderé esté en una situación prácticamente calcada, por no decir idéntica, a la que él se encontró a su llegada al Castellón. De ahí que el tarraconense se obligue a una remontada como la que los albinegros protagonizaron, con él en el banquillo, hacia el liderato del grupo.

Calderé cogió al Castellón tras 11 partidos (faltaban, pues, 29, al ser 21 el número de integrantes del grupo VI de Tercera División). Estaba 13º, a siete puntos de los play-off y a nueve del Muro, que mandaba la clasificación con un encuentro más que los orelluts. El equipo llevaba cinco jornadas sin ganar, cuatro con Joan Esteva más la de Ramón Moya en su labor de puente entre el técnico barcelonés y el tarraconense.

La radiografía actual refleja a un Castellón que lleva más tiempo sin ganar (seis jornadas), pero que no está tan abajo en la tabla (10º), aunque mantiene la misma desventaja respecto al cuarto (siete puntos) y está a 10 puntos del primer puesto (uno más que hace un año). Con todo, Calderé tiene un margen ligeramente superior, pues faltan 30 partidos en vez de 29 para dar invertir la espiral.

¿MEDIO LLENA O MEDIO VACÍA? // Lo malo, por tanto, es que el Castellón ha ido perdiendo fuelle peligrosamente y distanciándose, contra pronóstico, de la zona noble, debido a una mezcla de causas: los problemas extradeportivos, las lesiones (sobre todo en la delantera), más de una decisión arbitral discutible... Lo bueno es que Calderé ya dio la vuelta a esta situación y, pese a simultanear la tarea con la Copa RFEF, incluso le sobraron un par de jornadas para certificar el primer puesto del grupo. Claro que el efecto Calderé insufló de vitaminas al equipo, al club, al entorno..., aunque ahora la figura del entrenador tarraconense está muy erosionada y a nadie se le escapa que otra semana sin ganar, habida cuenta de que el Muro es penúltimo y solo ha vencido un partido, podría tener consecuencias funestas para su continuidad en el cargo.

El Castellón llegó a enlazar siete victorias ligueras entre noviembre y enero. Curiosamente, el último fue en el derbi contra el Villarreal C en Castalia, antes de que un empate en Orriols truncase la racha y dejara la plusmarca de triunfos consecutivos en la tercera en los anales del club.

A favor también tiene Calderé que, al menos en teoría, el calendario tiende a suavizarse aunque, a estas alturas de la competición, puede resultar aún algo prematuro hablar en estos términos.

Castalia asiste a un nuevo déjà vu, inesperado esta vez pero... El precedente más inmediato está ahí, fresco, y puede repetirse con muchos de los mismos actores que hace ahora un año. Incluso con el responsable de la escenografía. De lo contrario, David Cruz contratará a un nuevo director para que ruede un remake, solo que con un final cambiado: el ascenso a Segunda B. H