Es lo que tiene ganar en el Bernabéu. El amplificador de un triunfo en el estadio blanco tiene tantos vatios que ensordece todo lo bueno que un equipo pueda haber hecho antes. Injusto, pero real. Tras el 0-1 del sábado, la prensa nacional empezó a descubrir a los jugadores amarillos y a postularlos para el Mundial, como si antes ninguno hubiera hecho méritos como para no haber pasado de largo de las convocatorias de Lopetegui, el mismo al que en las últimas horas acribillan pidiendo a los hombres más destacados de Calleja en la agenda de la Roja. No está mal que se empiece a hacer campaña a favor de los groguets, como aquí hemos hecho cuando hemos considerado que los merecimientos eran objetivos.

Asenjo, por ejemplo, es un porterazo a la altura de De Gea, pero no lo es tras hundir en la miseria a Cristiano. Dejando de lado su cuarta recuperación de una lesión grave de rodilla, mérito ya sobrado para el premio de obtener plaza para el Mundial, desde su mismo regreso sus actuaciones ya eran suficientes para postularse para la selección: cuatro partidos previos a la visita al Bernabéu por debajo de la media de un gol encajado por partido, al nivel que ofrecía antes de su frenazo hace casi un año.

Como él, creo que jugadores como Fornals, Rodrigo, Álvaro e, incluso, Castillejo no tienen nada que desmerecer a los que acuden a la Roja en sus demarcaciones. Y un caso aparte es Trigueros. ¿Cómo es posible que este jugadorazo todavía no haya vestido la camiseta de la selección española?