Deberíamos renovarlo ya”. Quien así habla es alguien del entorno del Castellón para referirse a Roger Canadell (Lleida, 1993), 166 centímetros de puro talento, impropio en una categoría con un fútbol tan regresivo como la Tercera División. El catalán ha tomado los mandos del equipo para ganarse a la grada de Castalia, que le regala expresiones como “vale la pena pagar una entrada por verte jugar” o “cuando tienes la pelota, sabes que cualquier cosa puede suceder”. Gente que le compara, por talento, posición y morfología, con Mario Rosas, aunque Cana aparca todo elogio.

¿Cómo es posible que un jugador de su clase estuviera, la pasada temporada, en el Ascó, un modesto equipo de la Tercera catalana? No ha tenido suerte. Después de haberlo ganado casi todo con el juvenil del Espanyol (campeón liguero de su grupo y, luego, de la Copa del Rey, así como semifinalista de la Copa de Campeones), dio el salto al filial. Pero, a pocos días del arranque de temporada, una serie de cambios en el organigrama técnico periquito provocó la salida de 16 jugadores, incluido él. Fue cedido al equipo de su ciudad (Lleida), donde entró en contacto “con el fútbol semiprofesional”. Al verano siguiente, nueva jugada. “Me dijeron que me iba a quedar y me busqué un piso. Pagué hasta la señal... y entonces me dijeron que no contaban conmigo”, explica. De nuevo, de prisa y corriendo, a buscarse la vida: rescindió y fichó por el Ascó de Tarragona tras haber perdido la posibilidad de recalar en el Badalona (2ª B), de donde le rescató Ramón Moya.

otra historia // Venir al Castellón le ha supuesto una resurrección. “He recuperado la confianza que había perdido en los últimos años”, señala. Aquí muestra toda su esencia. “El cambio ha sido brutal. El Ascó jugaba un fútbol diferente, sin querer tanto la pelota, por lo que no podía explotar todas mis cualidades”, dice. “Además -matiza-, el Castellón es casi como un equipo profesional: entrenamos cinco días a la semana, por las mañanas... y, encima, tengo la suerte de contar con un entrenador a quien le gusta el juego combinativo”, incide.

Hacía unos años que Castalia no veía a un futbolista de sus características. Muchos ven en él al nuevo Mario Rosas... aunque Canadell no conoce al malagueño. “Le he preguntado a Raúl (Larios, el fisioterapeuta) que cómo era, porque yo no le he visto jugar, y me dijo que era parecido a mí”, señala, aunque rápidamente agrega: “No me gustan que me comparen con él, porque encima él estuvo aquí en Segunda A”.

“Yo estoy muy contento, muy a gusto aquí. No me quiero ir: quiero jugar los play-off y subir a Segunda B, para eso hemos venido”, certifica. “Sé que mi juego es diferente y que en esta categoría, que no va sobrada de fútbol, pueda llamar la atención, pero no sería nada sin mis compañeros”, refleja. “Si el equipo no fuera bien (invicto, entre Liga y Copa RFEF), no se hablaría de mí”, zanja.

a DEFENder // Joan Esteva le ha ubicado en diversas posiciones. ¿Cuál es la suya? “Me gusta más jugar en el centro del campo, porque tocas más balón. Además, el míster me da bastante libertad”, comenta Canadell. También saca a relucir la autocrítica: “No estoy acostumbrado a defender”. “También debo mejorar físicamente para aguantar a tope los 90 minutos, pero creo que lo físico no va a ser un problema”, insiste.

Entonces, ¿cuál es su tope? “Cuando estoy contento, es cuando doy lo máximo de mí. A mi padre siempre le he dicho que yo quería ser futbolista, dedicarme a esto; y lo he dicho en momentos en los que estaba más fuera que dentro. El futbolista que no se vea en Primera, es que ya no lo está dando todo en el campo”. H