Piano, piano, Carlo Ancelotti va dando grandes pasos en el Real Madrid. Se ha metido en el bolsillo al vestuario blanco, esa constelación de estrellas de tan complicado manejo. Lo ha hecho con naturalidad, mano izquierda y sin estridencias. Muy alejado de las pataletas y los malos modos del portugués José Mourinho, tal como se vio en el clásico del sábado, en donde el fútbol estuvo muy por encima de la crispación.

Hasta el mismísimo Florentino se ha rendido a la figura de Ancelotti. Para ello, ha necesitado ver cómo el italiano le servía en bandeja la Décima, cómo acataba las salidas de Di María y de Xabi Alonso, la llegada de James, que no pidió, y su manera de pulir los errores de un equipo que amenazaba con desplomarse después de dos derrotas consecutivas en la segunda y tercera jornada de Liga (Real Sociedad y Atlético).

MÁS SOLIDARIO // Sin embargo, desde aquel 13 de septiembre cuando el Madrid caía en casa ante el Atlético, Ancelotti comenzó a atisbar las soluciones para los males de su equipo. El míster italiano cambió el sistema y se enganchó a un 4-4-2 que le ha dado ese equilibrio al que tantas veces ha apelado. Un cambio de cara hubiera resultado imposible de no haber contado con la implicación de los jugadores.

Esa solidaridad se pudo ver ante el Barcelona, en donde se comprobó la convicción de un equipo en una idea. “No sé si he dado con la tecla o no, pero el momento es muy bueno. Si perdemos algún partido no perderemos la tecla”, decía Ancelotti, empeñado en alejarse de los focos, aunque la ocasión le permita sacar pecho. No lo hace porque prefiere trasladar la púrpura a los jugadores. Uno a uno los felicitó el sábado tras nueve triunfos consecutivos en los que el equipo blanco suma 38 goles a favor y seis en contra. En total, el Madrid acumula 46 dianas en 15 encuentros oficiales. Cristiano Ronaldo lleva 16 tantos en ocho partidos de Liga y ha batido su récord al marcar en 11 encuentros consecutivos.

Unas cifras que indican que el italiano ha encontrado el dibujo más preciso para su equipo. La defensa está ahora más centrada y atenta en las jugadas a balón, y con un Iker mucho más acertado que al inicio de temporada. El centro del campo se ha convertido en el mejor envoltorio del equipo. Con Modric y Kroos muy bien secundados por James y un gran Isco, el Madrid luce sus mejores galas que se completan con la sociedad Cristiano-Benzema y con un planteamiento valiente.

ENGANCHADOS // Con Carletto a la cabeza, el Madrid transpira fútbol, algo que Mourinho no quería oír. Muy lejos de eso y de un estilo chabacano se sitúa el sustituto del portugués. Sin él, el Bernabéu se ha alejado de la bronca hasta volver a escucharse en un clásico el “olé, olé” de público tras mucho tiempo, tal como recordó Pepe. La afición merengue disfruta de un momento que anhelaba desde hace tiempo, y además coincide con la decadencia del Barça, de aquel equipo de otra galaxia que dibujó Guardiola y que ahora vuelve a ser terrenal. H