Vallecas marcó en dos momentos puntuales el destino del Villarreal y del Getafe. En mayo del 2012, un gol de Tamudo en el 90 facturaba a los amarillos a 2ªA; en mayo del 2014, Marica marcó para los azulones de penalti en el 90 el gol de la salvación, cuando el miedo se había convertido en pánico. La moneda cayó de distinto lado para uno y otro.

Mientras muchos de los históricos llevan una década en la que, tarde o temprano, han tenido que cambiar el oro de Primera por la plata de Segunda, el Getafe ha aguantado el tipo. No solo eso: fue alternativa a Europa. Pero las finanzas obligan a competir por unos objetivos más modestos, siendo prioritario el que persiguen una docena de equipos dispuestos a no llegar a la última jornada con tembleque en las piernas.

LA CRUDA REALIDAD // La realidad del Getafe, como de tantos otros, la marca la prudencia. Debe hilar muy fino para equivocarse lo menos posible. Ángel Torres, sempiterno presidente, quería que su equipo jugara mucho mejor de lo que lo viene haciendo para llenar la despoblada grada del Coliseum. Pero hay el equipo que hay porque si antes hubo dinero ahora escasea; porque ninguna de las operaciones de venta del club cristalizaron realmente.

Por ello, parece un sinsentido el lío montado con la no inscripción de su mejor jugador: Pedro León. Desencuentro que sigue después de la resolución judicial. La verdad sobre los perros y gatos que andan a la greña desde el pasado verano tiene un color según quien la cuenta. Lo triste es que, cumplido un tercio de Liga, el Getafe ni ha podido contar con su mejor activo ni ha ingresado por su traspaso. De momento, el juez ya ha dejado en evidencia a los que maldirigen el cotarro. H