Cuando no puedas ganar, al menos no pierdas. Una máxima futbolística que el Castellón abraza, tras empatar sin goles frente al Atlético Levante, en un partido condicionado por la rigurosa expulsión de Rubén Suárez (min. 58), la acción que certifica el castigo que el árbitro, Fermosell Pérez, sometió a los albinegros. Castalia, que no pudo ver la octava victoria consecutiva en casa (entre Liga y Copa RFEF), arrimó el hombro, nuevamente con un entradón (alrededor de 6.500 espectadores), para frenar a un rival directo... y al trencilla.

Una X que, como los dos con los que el Castellón volvía a sus dominios, le deja más líder, con cuatro puntos respecto a su perseguidor más cercano y cinco con el quinto (un punto más de ventaja, con una jornada menos).

El filial granota supo contener la prometedora pero efímera salida del Castellón. Omar, el factor sorpresa de Calderé al colocarle otra vez de lateral zurdo, disparó fuerte pero al cuerpo de Zagalá en el segundo minuto. Dos después, Javi Selvas remataba un córner ligeramente por encima del larguero. A partir de ahí, el partido derivó en un equilibrio constante entre dos púgiles que tantean sus igualadas fuerzas, a la espera de asestar un golpe, tal vez uno solo, que decante el combate.

AMAGAR SIN PEGAR // El Atlético Levante amagaba pero no pegaba. Lo más que inquietó, antes del descanso, fue un par de acciones cargadas de electricidad hacia la media hora, respondiendo a un latigazo de Rubén Suárez desde la frontal, cuando los orelluts llevaban ya un buen rato, demasiado, sin asomarse a Zagalá.

La noche caía sobre La Plana y envolvía a los albinegros, cada vez más oscurecidos, más allá de alguna esporádica aparición del asturiano. Decidido -como siempre- en los cambios, Calderé dejó en la caseta a Canadell y metió a Meseguer; poco después, Carrillo dejaba su sitio a Víctor Pino. El tarraconense no contaba con las dos rigurosas amarillas del 10, aún con media hora por delante y frente a un adversario que había dado un paso al frente.

En esa fase de adaptación a las nuevas circunstancias, Campos y Guille Vázquez, casi bajo palos, evitaron el 0-1. Con todo, el Castellón, encabritado, no le perdió la cara al partido, aun aceptando que, desde ese momento, el balón iba a ser azulgrana. Calderé se protegió más sentando al amonestado Omar para sacar a Juanra. Así encaraba la recta final, más preocupado por el castigo al que le estaba sometiendo el árbitro que el Atlético Levante.

Porque Víctor Pino, premiado antes del partido por haber firmado el mejor gol albinegro en 2014, casi relega a éste a un segundo plano. Castalia apretaba, presa de la indignación, pero sin sobresaltos (curiosamente, fue Campos quien casi provoca un infarto, en el 93’). El valioso punto ya estaba a buen recaudo. H