El Castellón se juega, y mucho, esta mañana en Almoradí (11.30 horas). Después de una semana larga en la que han sido noticia las denuncias públicas de varios jugadores sobre las penurias que están viviendo, destapándose incluso que varios de ellos viven de la ayuda desinteresada de aficionados y colectivos, los albinegros tienen prohibido fallar en su vista al penúltimo, so pena de perder la ventaja que tienen: dependen de sí mismos en la lucha por los play-off. Es, además, el último partido asequible, antes de cerrar la temporada regular frente a Villarreal C, Orihuela y Olímpic.

En medio de un panorama tan desolador, una alegría. De forma misteriosa, el club ha encontrado financiación para sufragar una noche de alojamiento en tierras alicantinas, con lo que los futbolistas se ahorran el madrugón seguido del palizón de autobús.

En lo deportivo, Calleja cuenta con la baja del lesionado de larga duración Abraham y de Guille Vázquez, que se lesionó ayer en el último entrenamiento. Álex Salt y Álvaro han abandonado la enfermería, altas a las que se suma Clyde, sancionado ante al Borriol. Precisamente, el regreso del mediocentro puede sacar del once a Marenyà, en el único cambio que se vislumbra respecto al del 5-1 en el derbi. Eso en teoría, por que el míster cántabro, que se ha llevado a 16 futbolistas (dejando en casa, por cuestiones técnicas a Álex López y Fonte), podría retocar un poco más la alineación.

MUY MERMADO // El Almoradí, que podría certificar su descenso en caso de derrota, afronta el duelo, además, con tres sancionados. Con todo, ni por esas debe fiarse el Castellón, obligado a dejar a un lado los gravísimos problemas que le asolan.