Tocaba una alegría en Castalia y, por fin, el Castellón se la brindó a los cerca de 3.500 espectadores que ayer desafiaron a la desapacible y lluviosa tarde que se dio en la capital de la Plana. El conjunto albinegro parece que ya carbura de la mano de Ramón María Calderé (que sigue invicto), quien consiguió que su equipo lograra lo que iba reclamando a lo largo de la semana: una victoria convincente, con buen juego y ante un La Nucía que nunca le perdió la cara al partido.

El 3-1 con el que los orelluts se marcharon para casa sirve para enterrar de una vez por todas la temida crisis deportiva y, a su vez, para hacer valer la famosa media inglesa que parece haber instaurado Calderé en el equipo.

De la mano del técnico tarraconense, el Castellón cuenta sus dos salidas con sendos empates y sus duelos de casa por victorias. Y la de ayer dejó muy buen sabor de boca a todo el albinegrismo.

CAMBIO DE DIBUJO // Visto que el rombo en la medular planteado en Crevillente no terminó de cuajar, el míster orellut decidió fortalecer el centro de campo, ubicando a Miki como acompañante de Charly Meseguer en el doble pivote. Con ello consiguió dotar de mayor libertad de movimientos a Canadell, la cabeza pensante del ataque junto a Rubén Suárez, que ayer estuvo escorado a la izquierda; mientras que Carrillo entró por la diestra y Albert Yagüe fue la única referencia.

El cambio de dibujo le salió bien, ya que desde el pitido inicial los albinegros quisieron el balón y mandaron en el partido, como debe hacer el equipo con mayor presupuesto del grupo. Y eso que el rival, La Nucía, no vino a encerrarse, ejerciendo una fuerte presión, buscando las bandas y con el portentoso Fabassou arriba.

Y pronto hubo recompensa a tan buena puesta en escena, cuando una triangulación entre Canadell, Meseguer y Yagüe terminó con el 1-0 de este último al cuarto de hora. Un gol que dio alas y dotó de tranquilidad a un equipo que mató el partido con dos rápidas transiciones a la contra cuando más daño se hace: antes y después del descanso.

Las dos con el mismo goleador, Charly Meseguer, que ayer destapó el tarro de las esencias en el 2-0 (39’) y el del oportunismo con un tanto con el pecho, el 3-0 (48’).

La goleada pudo ser mayor, y hubo tiempo para que el público ovacionara a Rubén Suárez, por su talento e implicación, e incluso para que debutara esta temporada el delantero del filial Jordi, que hasta pudo marcar.

Una victoria sin paliativos solo ensombrecida por el 3-1 (88’) y fruto de la relajación. Castalia, que soportó la intensa lluvia, despidió a los suyos con una ovación. El Castellón ya está a 4 puntos del play-off, y subiendo. H