El CD Castellón, con 38 puntos de los últimos 45 minutos, está en disposición de ser líder en solitario la semana que viene (si vence al Atlético Levante a domicilio el domingo a las 11.00 horas en el Ciutat de València) o, si empata, alcanzar el primer puesto en la siguiente jornada, puntuando en Castalia contra el Torre Levante. Un panorama que, tal vez, ni el albinegro más optimista se había planteado cuando Sergi Escobar recogió el testigo de Frank Castelló -no lo hizo en una situación desesperada, pero sí preocupante-, a mediados de noviembre.

Una trayectoria así no es fruto de un solo aspecto, sino que posee una vertiente multifactorial. Muchas de las razones son evidentes, están a al vista de cualquier aficionado, pero otras subyacen en un trabajo que se hace de puertas para adentro, que se desarrolla de partido a partido, desaparecido para la inmensa mayoría pero que resulta fundamental para que los futbolistas afronten cada encuentro en las mejores condiciones posibles, aun tratándose de la cuarta categoría del fútbol español.

Nos estamos refiriendo, cómo no, al cuerpo técnico de Escobar, un término que engloba a una serie de colaboradores en los que el técnico descarta tareas y responsabilidades para, a su vez, contar con la mayor información en el desempeño de sus funciones.

MÁS QUE UN CAMBIO // La promoción de Escobar desde el filial trajo consigo una revolución en el día a día. El consejo de administración valoró, como uno de los motivos para forzar en el relevo en el banquillo, la metodología de trabajo del almazorense, que ya había desarrollado -con las lógicas limitaciones de un equipo de Regional Preferente- en el Amateur pero que ahora, ayudado también por los resultados, ha desarrollado en un Castellón cuya mentalidad y filosofía son las de un equipo profesional.

La figura más próxima a la de Escobar es la de Héctor Mohedo, otro reconocido albinegro (en su caso, incluso exfutbolista), quien le acompaña, desde hace unos años, en la aventura en los banquillos. Sergi López es el preparador físico, que ya estaba con Castelló, aunque, en esta parcela, la mejora en las prestaciones, respecto a los primeros compases de la temporada, es muy evidente.

El trabajo a pie de césped cuenta igualmente con Agustín Segura como el entrenador específico de tener bien a punto a Alejandro Zagalá, Álvaro Unanua.

Otras personas con una vinculación muy estrecha a Escobar son Carlos del Río y Joan Sales. El primero es el encargado del control y la dinamización de sesiones y el segundo, el máximo responsable del área de scouting de equipos y futbolistas rivales. Sin olvidar a Delfín Babiloni como analista deportivo; y a Xavi Galván, que ejerce la coordinación del primer equipo y el filial.

AL DETALLE // El Castellón no ha descuidado un área aparentemente no prioritaria pero que acaba desempeñando una tarea funcional a técnicos y futbolistas: los utilleros Eliseo Ramos (nada se puede decir que no se haya dicho sobre su dedicación y abnegado amor), ayudado, desde el pasado verano, por Pedro Ayala.

En una función diferente pero ligada a cualquier plantilla de fútbol es la del fisioterapeuta Cristian Contador, sin olvidar la figura del doctor Jorge Ibáñez.

Los delegados de equipo Antonio Manchado y Manolo Casanova, además de José María Gil García como delegado de Castalia, terminan de completar un elenco que pese a haber sido tachado de numeroso, defiende Escobar su utilidad: «Si queremos que el Castellón se profesionalice y sea más serio, deberemos contar con mucha gente, son esos pequeños detalles que hacen mejor al equipo», ha recalcado. «Tenemos el número de miembros necesario», ha aseverado el entrenador.