Rusia tiene prácticamente garantizado el pase a los octavos de final después del cómodo triunfo de anoche ante Egipto. El regreso a los estadios de Mohamed Salah quedó eclipsado por el español del Villarreal Cheryshev, muy bien acompañado por Golovin y Dzyuba. Rusia suma seis puntos y ocho goles. Egipto se despide prácticamente del Mundial, al que llegó tras 28 años.

Y quien reina en el campeonato es el VAR. Con el de esta noche a favor de Egipto, el sistema para aclarar las jugadas conflictivas con cámaras de televisión cosecha un pleno de aciertos.

La noche blanca de San Petesburgo se iluminó aún más con la victoria de la anfitriona sobre el equipo del faraón Mohamed Salah. La próximidad del solsticio de verano explotó cuatro días antes de la noche de Sant Joan. En el firmamento de la antigua Leningrado hubo más fuegos artificiales que estrellas deslumbrantes. Los espectadores buscaban al recuperado Salah entre la maraña roja que gira entorno a Golovin, enredados en el folclore de los cánticos y los disfraces: rusos vestidos de Miguel Strogoff o matrioskas y egipcios listos para Aida bajo las pirámides de Guiza, la ópera de Giuseppe Verdi que acaba en tragedia.

El manual del veterano Héctor Cúper volvió a saltar por los aires. Como siempre, amarrategui, como diría el expresidente Rajoy, improbable jugador de mus. Los planes del argentino derraparon justo en el primer minuto de la segunda parte. Un clamoroso fallo de Fathi rompió el marcador y echó la primera palada de tierra sobre el sueño egipcio.

Como si se tratara de un asalto del Ejército rojo, animado por el baile de los cosacos en la grada, los de Cherchesov desnudaron al rival con dos goles más. Uno de Cheryshev, el jugador del Villarreal que es Pichichi del Mundial. Y otro, de Dzyuba, un delantero con cuerpo de violonchelo.

TORNEO LIMPIO EN PAÍS OSCURO / Luego llegó el penalti a Salah, decidido en tan solo un minuto con el VAR. No hubo opción de que se rompiera el ritmo de la carga rusa, animada en algún momento por el paraguayo Cáceres, que pudo señalar otro penalti sobre Mohsen cuando faltaban 13 minutos. Sin duda, el Mundial más limpio en el país más oscuro.