Siempre he dicho que el fútbol me ha dado buenos amigos, pero no ídolos. Una frase de uno de los grandes futbolistas que han pasado por el Madrigal se me quedó grabada a fuego, posiblemente porque venía de la boca de un campeón del mundo y Europa y se ajustaba fielmente a mi línea de pensamiento: “Los futbolistas no salvamos vidas ni somos héroes como los bomberos, solo jugamos a fútbol”. Me lo dijo Robert Pirès mirándome seriamente a los ojos. Mi admiración se restringe al terreno de juego, a no ser que su faceta personal conquiste el espacio reservado a la amistad. Sí, pero el fútbol me ha permitido conocer a gente que forma parte de mi selecto club de personas a las que admiro y profeso un respeto especial. Uno de ellos es José Manuel Llaneza. Su esposa, Encarna, siempre me dice, con la sonrisa cómplice de su marido, que nuestras riñas son producto de la pasión y el cariño que ambos ponemos en nuestro trabajo y que con ellas luego disfrutamos de la firma de la paz como el niño que disfruta de un helado de chocolate. Y es verdad, porque a estas alturas uno ya solo riñe con la gente que estima y aprecia de corazón, porque es mejor estar ajeno a elogios y críticas superficiales de quien no te aporta nada.

José Manuel es uno de esos hombres de los de antes, que entiende la fidelidad y la caballerosidad como algo que forma parte de nuestro ser y no como productos que se adquieren en el supermercado. Él es de esas personas que hacen suya una idea, aunque no la comparta, y la defiende como propia si proviene de la persona a la que se debe o la empresa en la que trabaja. Eso sí, tras haber defendido previamente su postura. Su nombre va unido al fútbol, al Villarreal junto con su lealtad inquebrantable a la familia Roig. Conozco poca gente con su inteligencia, carisma y esa capacidad de comunicación innata. Y no les voy a engañar que cuando pierde el Villarreal o no van bien dadas, es mejor situarse en una zona de seguridad de un kilómetro de distancia, porque las chispas pueden saltar a la primera de cambio.

José Manuel decidió un día que llegaba el momento de dejar la gestión del día a día en un hombre capacitado, preparado y que también vivía el Villarreal no sé si más, menos o igual que él, porque huyo siempre de esas cuantificaciones que dejó para los acaparadores de medallas. Me refiero a Fernando Roig Negueroles. Y se jubiló pasando a ser uno de los jubilados más trabajadores del mundo como siempre le dice quien suscribe en tono jocoso. José Manuel nunca ha dejado ni dejará el Villarreal. Solo en momentos puntuales como cuando su corazón se fortificó con cinco bypass y la convalecencia se lo impidió; o algún compromiso familiar, porque para él su esposa, su familia y ahora la fiebre por sus nietos, además de sus amigos y el Villarreal son asuntos de estado. El sábado quería saludarle, porque una pequeña intervención me había apartado un poco de la circulación y hacía tiempo que no disfrutaba, o lloraba, un partido de su Villarreal en directo. Ante el Levante, todos nos llevamos una gran alegría con el gol de Asterix Perbet. Le iba a reclamar una cena de celebración en el primer partido de vuelta a Europa. José Manuel no estuvo en el palco. No se disgusten, ni se preocupen. Yo para pesar de su esposa Encarna, voy a seguir discutiendo con él de fútbol, pero sobre todo el Villarreal continuará contando con su opinión y su pasión.

Me consta que lo ha pasado mal y así se lo ha hecho llegar a ese equipo de trabajo, con tanta calidad humana como capacidad profesional, que componen la familia del Villarreal. Cuando uno le pone tanto corazón a lo que hace, es normal que éste le dé algún disgustillo. Pero saben, yo confío en su fortaleza y en esa fe que él profesa a Dios. Por supuesto, va a estar en buenas manos, porque su amigo el doctor José Anastasio Montero le va a cuidar como merece. Para escribir estas líneas consulté primero a la cabeza y como observé dudas, eché mano del corazón, cuyo dictado habitualmente no me falla. No soy más amigo suyo que nadie, solo me precio de serlo. Y eso tratándose de José Manuel es mucho. Esa cena de Europa League sabrá a gloria. Sí, el Villarreal volverá a Europa por la puerta grande. Un éxito de Roig, Negueroles, Marcelino, futbolistas, afición y... de José Manuel. H