Completamente solo (hay quien vio a David Cruz abandonando Castalia mientras ofrecía su primera rueda de prensa como entrenador del Castellón), enérgico y a la defensiva, contestando a más preguntas extradeportivas que futbolísticas. Así se presentó Manu Calleja, el técnico que tiene la difícil tarea de superar -o, al menos igualar- las prestaciones de su predecesor.

El cántabro, de 41 años, relató cómo llega al Castellón. «Recibo una llamada de David el día de Nochevieja y tenemos una charla telefónica extensa. Me dijo todos los problemas que había, no me habló de los pros y sí de los contras... Le creí y por eso estoy aquí», introdujo el nuevo técnico, que hizo un curioso repaso a su carrera en los banquillos.

«El año pasado estuve en el Conquense, que había descendido y estaba en una situación económica muy complicada, aunque no tanto como aquí. El equipo fue campeón de liga, siendo yo, un cántabro, entrenando en Castilla-La Mancha, como si un técnico solo pudiera entrenar en su región. Eso lo suplo con trabajo, scouting, el seguimiento a rivales... También fui el primer cántabro en entrenar en el País Vasco [Portugalete], el primer blanco en entrenar en Camerún [lo hizo en el Douala], el primer cristiano en La Meca [dirigió una escuela de fútbol en Arabia Saudí]...», enumeró Calleja. «Tuve un desprendimiento de retina y por eso me vine de Omán [su última experiencia, de junio a septiembre]. Todo eso me ha hecho más duro, porque las he pasado más putas que Caín...», desarrolló.

Aunque aterriza en medio de una crispación ya enraizada, prefiere centrarse en su parcela: «Hay que ser muy torpe para no ver que un equipo que lleva 16 partidos sin perder tiene buenos mimbres». Y aun con esos problemas, el nombre del Castellón aún ejerce una poderosa atracción: «Decir que has entrenado al Castellón es un orgullo y una responsabilidad grandísima», reflejó.

Ya lleva dos días trabajando con un vestuario nuevamente afectado por una noticia inesperada que, alguno, ha calificado también de «injusticia». «Me lo he encontrado bien, mucho mejor de lo que pensaba», aseveró. «Ha entrenado bien y tengo buen rollo con él, una buena sintonía», agregó. «Hay unos [jugadores] más afectados, otros menos y otros más contentos, como en cualquier otro equipo cuando se ha producido una destitución», refrendó, con sinceridad.

Además, descartó que haya futbolistas que le hayan transmitido la intención de pedir la baja: «He preguntado si había algún jugador que se quería ir y me han dicho que están a muerte, que no se quieren marchar». Y sobre posibles fichajes, ¿qué? «Tengo 15 días para verlos y luego haré un pequeño informe, aunque hay que atender a otros aspectos, otros factores, como el económico», adelantó el cántabro.

CASTELLÓ Y LA ‘COACH’ // También envió un mensaje a su predecesor: «Entiendo a Frank, es un colega y lo que diga es muy respetable, aunque para opinar sobre las personas, hay que conocerlas bien, yo tengo la suficiente madurez». «Si me tengo que despedir, no iré a un bar», ahondó Calleja, quien aseguró que contará con un nuevo médico, otro fisioterapeuta... y también la coach del club, Susana Fernández.

Casi como conclusión de lo que le espera, Calleja entiende que «habrá críticas, que tengo que cambiarlas con hechos, porque vengo a sumar y a subir». «Una afición como esta, el día que nos juguemos el ascenso -ojalá-, llenará Castalia», manifestó.