Si le hubieran dicho que ir a un campus de baloncesto le cambiaría la vida, seguramente no lo hubiera creído. Pero así fue. Ale, como le gusta que le llamen, fue el mejor en aquella concentración con otros jóvenes amantes del basket y se ganó un billete para cruzar el charco y probar el sueño del baloncesto español.

Al igual que Messi, Di Maria o el ex del Villarreal Marco Ruben, Alejandro Bortolussi es rosarino de nacimiento, aunque malagueño de adopción y con antepasados italianos. Y hubiese podido quedarse en casa, pues tuvo “ofertas en Argentina de clubs de otras ciudades”, pero como estaban lejos no las aceptó. En cambio no se pudo resistir a España.

Su 1,98 de altura esconde un gran corazón que echa mucho de menos a su familia, aunque reconoce que cuando vino lo hizo para comerse “el mundo” y eso le hizo “más fácil” vivir lejos de su familia.

Y también añora el asado argentino, aunque se erige como cocinero cuando hay una barbacoa de por medio. Pero eso no es lo único que oculta, ya que hasta hoy nadie sabía que le gusta tocar el bajo eléctrico y le encantaría subirse a un escenario con Metallica.

su primera ‘casa’ // Lo que sí es de dominio público es que Ale cumplió su mayoría de edad en el Unicaja, un club que apostó por él y que le ayudó a crecer, como persona y como jugador, siempre con sus dos Ángeles de la guarda, Ginobili y Scola, decorando su habitación en la residencia donde estuvo desde los 14 años cuando llegó a Málaga. “Unicaja fue mi familia cuando llegué a España y siempre les estaré muy agradecidos”, argumenta.

Con la doble nacionalidad en el bolsillo encontró el norte en Lugo, en un histórico ex ACB como el Breogán, al que evoca como quien recuerda a su primer amor, con cariño por todo lo vivido juntos incluido el haberle desvirgado en la LEB Oro.

encantado en castellón // Pero el desamor de los pocos minutos jugados, los encantos de Toni Ten y su predilección por el verde acabaron enamorando a Borto de un Amics con el que ha conseguido sus mayores éxitos: “Estoy muy a gusto en el Amics y en Castellón, pues estoy viviendo mi mejor momento deportivo”.

Aun con la vida tan ajetreada que ha llevado, digna de una novela de su escritor preferido Dan Brown, la única empanada que hay en su cabeza es la argentina que le gusta cocinar, porque tiene las ideas muy claras. De momento solo piensa en jugar a baloncesto, en acabar el grado de ADEM, y en compartir cada segundo que puede con su novia.

Y muy a pesar de sus padres y de toda su familia no tiene nada claro que vuelva… a cruzar el charco. H