El fútbol es fútbol. Un juego con solera, con raíces y en el que el error --ese que alimenta pasiones y discusiones-- también juega. Quizá por eso, huye de términos modernos y mediáticos como el sportaintment, que pretende unir deporte y espectáculo.

La muestra, ayer. Los modernos hablarán de tostón match. Claro que en el fútbol no hay tiempos muertos ni cheerleaders; gusta la continuidad, ritmo, vertiginosidad… y de eso hubo poco en el Madrigal. El Almería no lo quería. Pregúntenle a Uche, al que confundieron con un saco de boxeo. Así que tocó madurar un partido de los de ganar sí o sí. Y se ganó con la calidad, no en los remates, pero sí con la visión de Cani, antes de recibir el cabezazo, en el primer gol y el robo de Cheryshev y el centro de Moi. Dos buenas jugadas y dos goles de los de empujar.

El espectáculo lo puso Clos Gómez. Él solo despertó al Madrigal, dando continuidad cuando no debía, con tarjetas a golpe de los gritos de Édgar y con errores de bulto para alimentar la intensidad de la grada. Árbitro de Primera que no expulsó al portero de la Almería, como hizo su colega de Tercera horas antes con el del Crevillente en idéntica jugada, y no señaló el fuera de juego de Uche en el 2-0. No fue el mejor partido ante un rival exigente y duro y tampoco fue el mejor árbitro, pero con calidad, cabeza suficiente para saber jugarlo y trabajo… tres puntos que suman 14. Sexta plaza. H